sábado, 13 de septiembre de 2014

Semana 37

La culpa siempre es del otro

El Ladricorporativismo insiste con más de lo mismo: reclama aplausos para el fracaso. Embalada en su relato, La Jefa propone trasladar la Capital a Santiago del Estero y no puede bajar la inflación o frenar la caída de las reservas. Les cuesta implementar hasta las cortinas de humo. Quiere imponer doctrinas internacionales en la ONU para defender la soberanía nacional y gasta 30 millones de dólares para comprarles uniformes a los chinos para las Fuerzas Armadas. Abren y cierran el mismo día la exportación de carne y lácteos, y el ministro del área se entera en Rusia, donde estaba para fomentar justamente la exportación de esos productos. Entronizan al ministro de Economía, Axel el militante juvenil que aprendió keynesianismo en Wikipedia, quien desde que asumió, todos los indicadores sociales fueron empeorando y no solucionó ningún inconveniente. Quieren reactivar el consumo poniendo créditos para comprar coches en planes de cuotas de 5 años a 0 % de interés y como se vende poco porque la gente, antes de comprarse un coche, quiere llegar a fin de mes, y le echan la culpa a las terminales que encanutan los autos y suspenden y despiden gente para desestabilizar al Gobierno. A esta altura sólo ellos están convencidos de que su gobierno es el mejor de toda la historia argentina. Ignoran todos los problemas que aparecen en la superficie y cuando no tiene más remedio que reconocerlos, culpabilizan a todo el mundo, menos a su gobierno. 



Su mayor producción fue la intranquilidad y la falta de credibilidad. Se trata de dos conceptos letales para cualquier economía más allá de su matiz ideológico. Un día bajan las tasas y al otro día las suben, como si manejaran la hornalla donde nos quemamos a fuego lento. Y argumentan a favor de una u otra posibilidad con la misma contundencia. La población padece las consecuencias de semejante irresponsabilidad y falta de rumbo claro. Son actitudes espasmódicas que chocan un día con cada pared aunque estén ubicadas en diferentes veredas. Es tragicómico, pero hasta el fútbol argentino se contagió y resolvió con velocidad que la fecha no se juegue y también que se juegue. No saben ni dónde queda el arco del equipo rival. No pueden dar un pase correctamente. Es que juegan contra enemigos imaginarios, como los repulsivos y condenables fondos buitre que no hacen otra cosa que depredar la economía, que es lo que hicieron toda la vida.

Mientras tanto, crecen las suspensiones, los despidos, el trabajo en negro, cae el salario real y el 54% del impuesto a las ganancias lo aporta la cuarta categoría. ¿Cómo pretenden que no haya paros? ¿Cómo quieren rotular eso de progresismo? Y el jefe de Gabinete, Coqui, el chaqueño cara de piedra, convertido a esta altura en un espantapájaros, dice que los buitres financian a medios, opositores y gremialistas para desestabilizar a La Jefa y fogonear el dólar cocaína. Pero la situación es mucho más complicada de lo que dicen públicamente. Porque el Ladriprogresismo ya se convirtió en parte del problema de la crisis económica, y aunque mañana tomase medidas acertadas, como por ejemplo no pagarle a los Fondos Buitres, no es un creíble implementador.

Lo más grave es esa vocación de bronce que anima todos los actos del Ladricorporativismo. Quieren convertirse en mito. Pero la frustración los sobrepasa al ver que el Modelo se va a la casita con default, inflación, desocupación estructural y aumento de la pobreza. Como frutilla del postre, ni siquiera tienen a la vista un candidato que les garantice la continuidad del sentimiento de pertenencia. Huérfanos voluntarios, se sienten a la deriva.

Pocas veces quedó tan a flor de piel la mentalidad sin fuerza de voluntad de buena parte del padrón. La multiplicidad democrática de voces se convirtió tan sólo en un coro gregoriano sin permitirse siquiera la posibilidad de meter un canon de vez en cuando. También es por eso, por la necesidad de sentirse alguna vez parte de algo con sentido, que no tendrían problemas en defender a rajatabla cualquier banana. Si putearon a la Iglesia porque nombraron Papa a un Bergoglio colaboracionista de la Dictadura y, 24 horas después, estaban chupando cirios y colocando al Papa Peronista de fondo de pantalla. Pero, fundamentalmente, apoyan lo que sea porque tienen miedo. Miedo a tener que asumir que que durante doce años se sintieron millonarios de paseo por La Salada porque pudieron entrar en el Plan Canje de Calefones de 2009 y pagar servicios públicos a precios ínfimos.

Obviamente, ya sabían que la culpa del presente continuo es del mercado, de los capitalistas internacionales, del señor que vive en un duplex en Oslo, del sionismo israelí, de la tía Giuseppina que quiere cobrar la jubilación en euros, del cipayo del portero que putea porque quería armarle la fiesta de 15 a la nena, de los agrogarcas, de la Cadena Nacional Ilegal del Desánimo (sobre todo, de sus estrella el Gordo Larrata, vendido, puto y drogón), de la burocracia sindical (siempre que no sea de los gremios amigos), de la derecha peronista, de la izquierda troskista, de la clase mierda a la que pertenecen, del imperialismo yanki, del almacenero formador de precios, de los medios hegemónicos (siempre que no pertenezcan a multinacionales extranjeras o a amigos), de las multinacionales (siempre y cuando no se traten de mineras, petroleras o de agronegocios), de los que gobernaron el país hace 15 años, de los que gobernaron el país  hace 25 años, de los que gobernaron el país hace 38 años, de los que quieren comprar 50 dólares para salvar algo, de los trabajadores que se preguntan por qué tienen que dejar en impuestos el 60% de lo ganado al año (porque tienen la culpa de que el 90% de los otros laburantes ganan sueldos de gana panes), de los que tienen la osadía de reclamar un servicio decente (y no que les actualicen las tarifas un 700% porque ya no se puede bancar el subsidio que le garantizaba a las empresas concesionarias ganancias extraordinarias), de la CIA, del Mossad, de los que quisieron sacar un crédito hipotecario, de los que sencillamente quisieron comprar un libro importado, y de los que son tan idiotas para creer que este Gobierno es un modus operandi del choreo sistemático, cuando todos sabemos que Cristina amasó su fortuna siendo una exitosa abogada (sin matrícula).





© carlitosber.blogspot.com.ar, Septiembre 13 MMXIV
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