lunes, 3 de noviembre de 2014

Historia de América Latina (14)

La Época Colonial
Tercera Parte: El Tucumán, Cuyo y el Río de La Plata en el siglo XVII





La provincia del Tucumán: la consolidación de la Conquista

La ciudad de Tucuman alrededor del s. XVII
por Huaman Poma de Ayala
Como se ha visto, la real cédula de 1563 determinó que la región del Tucumán debía quedar desvinculada de Chile, pasando a constituir una gobernación dependiente de la audiencia de Charcas. Esta medida vigorizó la colonización y, al inicio del siglo XVII, la región contaba con siete ciudades: Santiago del Estero, San Miguel de Tucumán, córdoba, Salta, La Rioja, Jujuy y Esteco.

En un primer momento, las autoridades de esa extensa provincia del Tucumán -tenía más de 700.000 km2- residieron en Santiago del Estero, pero posteriormente la capital fue fijada en Córdoba. Ya en el siglo XVII, Jerónimo Luis de Cabrera (1633) fundó la ciudad de Londres. Medio siglo después, por orden del gobernador Fernando Mendoza Mate de Luna, esa ciudad fue trasladada al valle de Catamarca pasando a denominarse San Fernando del Valle de Catamarca. Años después (1685), razones estratégicas aconsejaron el traslado de la ciudad de San Miguel de Tucumán, fijándose en su emplazamiento actual.


Sublevaciones calchaquíes: la perseverante lucha de los pueblos originarios

Las duras condiciones impuestas por autoridades y encomenderos a los "indios" calchaquíes produjeron dos levantamientos que anarquizaron a la región. La primera sublevación se inició en 1630 y se extendió por más de un lustro. Los colonos españoles no pudieron oponer un frente compacto capaz de someter la indomable actitud de los nativos. Finalmente, con la llegada de refuerzos procedentes de Buenos Aires, Charcas y Chile se pudo contener a los naturales.

Pedro Chamijo (1602 – 1667),
 también conocido como Pedro
 Bohórquez e Inca Hualpa
La segunda sublevación es una continuación de la anterior, aunque su iniciación está relacionada con hechos muy diferentes. Un aventurero de origen andaluz llamado pedro Bohorquez se autoproclamó descendiente de los Incas. Los indígenas lo aceptaron como jefe e incluso llegó a engañar a las autoridades españolas. al punto de que pactó un convenio con el gobernador del Tucumán Mercado y Villacorta, por el cual lo haría "partícipe de las riquezas guardadas por los indios". En 1657, el gobernador lo nombró teniente en el valle Calchaquí, autorizándolo a utilizar el rango de Inca.

El virrey del Perú no aprobó esta actitud y ordenó el arresto de Bohorquez y su envío a Lima. Los indígenas apoyaron al aventurero e iniciaron una sublevación que se extendió por toda la gobernación. Ante un indulto suscrito por el virrey, Bohorquez se entregó a las autoridades (1669); sin embargo, la sublevación se extendió por algunos años.


Córdoba, centro universitario y "aduana seca"

Desde su llegada, los jesuitas erigieron a Córdoba como el centro de la Provincia Jesuítica del Paraguay, en el Virreinato del Perú. Para ello necesitaban un lugar donde asentarse y así iniciar la enseñanza superior. Fue así que 1599, y luego de manifestarle dicha necesidad al cabildo, se les entregaron las tierras que hoy se conocen como la Manzana Jesuítica.

En 1608 construyeron la primera iglesia de la Compañía de Jesús, pero debido a que resultó insuficiente fue echada abajo, construyendo entre 1645 y 1654 la que se conserva hasta nuestros días. Las obras continuaron en 1610 con la creación del Collegium Maximum (Colegio Máximo), donde se impartían clases de Filosofía y Teología. Su alumnado era principalmente los religiosos de aquella orden. Ya en 1613 con apoyo del Obispo Fernando de Trejo y Sanabria, se iniciaron los estudios superiores, aunque sin autorización para conceder títulos de grado. Ese año también se crea la Librería Grande (hoy Biblioteca Mayor), que según registros llegó a contar con más de cinco mil volúmenes. Se había creado la Universidad de Córdoba, la más antigua del país y la cuarta fundada en América.

El 8 de agosto de 1621 el Papa Gregorio XV le otorga esa autorización a través de un Breve Apostólico, luego confirmado por el Rey Felipe IV en una Real Cédula con fecha 2 de febrero de 1622. Dicha autorización llegó a Córdoba en abril de 1622. Desde ese momento, con el acuerdo de los catedráticos y el Provincial de la Compañía, Pedro de Oñate, se declara inaugurada la Universidad. A partir de ahí, se inicia la historia de la educación superior en Argentina.

Vista de la Manzana Jesuítica en el siglo XVIII. Dichos edificios aún se conservan. En la esquina se observa la iglesia de la Compañía de Jesús. A continuación se destacan la antigua sede de la Universidad (actual museo y biblioteca mayor) y el Colegio Monserrat.
Desde el punto de vista económico, la gobernación del Tucumán dependía del Perú. En efecto, todos los productos importados llegaban por esa vía. Pero la región también contaba con producción propia: ganado vacuno y caballar, trigo, vid, maíz y algodón. Por su parte, los obrajes indígenas proporcionaron una industria textil de característica artesanal de calidad muy aceptable. abundaban también las explotaciones mineras y lograron justa fama las carretas fabricadas en Tucumán.

Las mercaderías que entraban al puerto de Buenos Aires, mediante el contrabando, llegaban a las ciudades del Tucumán a menor precio que las de Lima. Esto obligó a las autoridades a instalar en 1622 una aduana seca en Córdoba, obligando a pagar fuertes derechos a las mercaderías porteñas con el objeto de encarecerlas. Así se fue perfilando una rivalidad entre los mercaderes porteños y limeños. Sin embargo, los habitantes del Tucumán prefirieron las mercarías porteñas más baratas.


La Gobernación de Cuyo: un lento crecimiento

El crecimiento de las ciudades cuyanas (Mendoza. San Juan y San Luis) fue muy lento. Según el testimonio del jesuita Diego de Torres, en la primera década del siglo XVII "había unas 1.500 almas" incluyendo a los españoles -no más de 100-, a los negros y a los indígenas que tributaban a la Corona.

Atraídos por las condiciones del suelo, llegaron desde Chile algunos colonos para establecerse en las ciudades cuyanas, pero la falta de organización desalentó a muchos de ellos, que optaron por volverse a sus lugares de origen. 

La vida cotidiana se desenvolvía con gran precariedad de medios. Mendoza era la ciudad principal: según cálculos estimativos hacia 1770 contaba con 8.000 habitantes (en tanto que toda la Gobernación no alcanzaba los 20.000). Como en el Tucumán; también en cuyo hubo sublevaciones indígenas (ranqueles y pehuenches).


La ciudad de Mendoza en la época colonial


Mendoza: centro de tránsito carretero

Las excepcionales condiciones del suelo aclimataron rápidamente la vid y el olivo traídos de Chile. Muy pronto la producción vitivínola cuyana (desoyendo las disposiciones que prohibían la elaboración de vino para evitar la competencia con el proveniente de la Península) era requerida por las principales ciudades de lo que hoy es la Argentina. En dos meses, las carretas cargadas con toneles de vino, aguardientes y otros productos regionales podían llegar a Buenos Aires, y en la mitad de ese tiempo a Córdoba. Pero también incursionaron por Santa Fe, Tucumán e, incluso, hasta en el Paraguay. Estas carretas volvían cargadas de utensilios, herramientas y ropas (en su mayor parte provenientes del contrabando porteño) que abastecían a las ciudades cuyanas. 

A partir del siglo XVII se incrementó la explotación de minas oro y plata (en especial, en la zona de Uspallata). 


El Río de la Plata: la obra de Hernandarias

Al terminar el periodo de los adelantados (1593), el virrey del Perú, designó gobernador de Buenos Aires a Fernando de Zárate (1593-1595). Esta medida fue tomada en virtud de la presencia de piratas ingleses en el estuario del río de la Plata. Por tal razón, el mencionado gobernador ordenó la construcción del fuerte de Buenos Aires (en el solar donde hoy se encuentra la Casa Rosada).


Sello utilizado por Hermandarias.
Bernardo Arias de Saavedra (Hernandarias) llegó a la gobernación de Buenos Aires en 1597. Nacido en Asunción, era hijo del capitán Martín Suárez de Toledo y de María Sanabria. En sus tres periodos de gobierno -en los que se alternó con otros gobernadores-, Hernandarias llevó adelante una gran obra administrativa y colonizadora, constituyéndose en la figura más importante de su época en la región.

Impulsó la enseñanza básica y la agricultura; aplicó la Real Cédula de 1602 que autorizaba el comercio con el Brasil (unido a España desde 1580); propició el establecimiento de las misiones jesuíticas; fiscalizó la conducta de los encomenderos; y comandó una expedición a la legendaria "ciudad de los Césares" llegando a la Patagonia (posiblemente hasta el río Negro).


El territorio se divide: segundo periodo de gobernadores

Una Real Cédula de 1716 ordenó la división del territorio rioplatense en dos gobernaciones: la de Guayrá o Paraguay con capital en Asunción (comprendía el actual territorio paraguayo y una porción que actualmente le pertenece a Brasil); y la de Buenos Aires, con capital en la ciudad del mismo nombre (incluía las actuales provincias argentinas de Corrientes, Santa Fe, Misiones, Chaco, Formosa, Santa Fe, Buenos Aires; la Patagonia; el territorio de lo que hoy en día es la República Oriental del Uruguay; y una parte importante del sur del territorio actual de Brasil).

Esta separación territorial obligó a ajustar la jurisdicción en el ámbito de la Iglesia, creándose una nueva diócesis: el Obispado de Buenos Aires (1622), cargo cubierto por el fray Pedro Carranza.

A lo largo del siglo y medio que duró este periodo se sucedieron treinta y tres gobernadores. Luego de la división territorial Paraguay sufrió las alternativas de su aislamiento territorial. Asaltado constantemente por las bandas de bandeirantes (mestizos portugueses provenientes de San Pablo que incursionaban en la región cazando esclavos indígenas), la región entera sufrió un deterioro por la constante acción bélica.

Buenos Aires, en cambio, supo sacar las ventajas de su privilegiada situación geográfica y aprovechó las ganancias de un escándalo a gran escala apenas disimulado (hay que tener en cuenta de que no sólo estaba prohibido el comercio libre con otras potencias, sino hasta con la misma España o con las demás colonias españolas). La pequeña aldea se convirtió en una ciudad con una rica clase mercantil alimentada por su rico hiterland circundante (donde nació una clase terrateniente) que se convirtió en un centro de distribución de mercancías que llegaban a todas las ciudades importantes del Cuyo y el Tucumán. 


Buenos Aires desde el río de la Plata (mediados del siglo XVII)


La audiencia porteña, los malones del Chaco y el asalto de los bandeirenates

Aún cuando el gobernador residía en Buenos Aires, los asuntos judiciales seguían dependiendo de la Audiencia de Charcas. El crecimiento de Buenos Aires aconsejó la instalación de una Audiencia (1641); sin embargo, la constante oposición de las autoridades limeñas -argumentando que tal medida menoscababa la autoridad de la capital virreinal- terminó por imponer su supresión (1670).

Las constantes incursiones de los indígenas del Chaco causaron grandes problemas a los colonos establecidos en la zona de Santa Fe. La ciudad de Concepción del Bermejo fue totalmente destruida en 1632. La de Santa Fe -para evitar esa misma suerte- debió ser trasladada de  su primitivo asentamiento de Cayastá a su emplazamiento actual.

La concentración de indígenas en las misiones atrajo la codiciosa atención de los bandeirantes, que asaltaban las reducción para apresar a los naturales para venderlos como esclavos en las plataciones y minas del Brasil. Frente a tal desafío, las misiones debieron defenderse y en 1641, los jesuitas y garanías, acompañados de una escasa guarnición enviada desde Buenos Aires derrocaron a los invasores en Mboroté, sangrienta batalla librada contra centenares de bandeirantes. A partir de ese momento, las misiones obtuvieron la autorización para tener ejércitos propios.


Pretensiones extranjeras sobre el Río de la Plata

En 1658 tres navío franceses comandados por Timoleón de Osmat pusieron en sitio a la ciudad. Los rápidos aprestos ordenados por el gobernador culminaron con la captura de una de las naves invasoras mientras las otras dos abandonaron el estuario del río a los pocos días.

Paralelamente, las lejanas tierras patagónicas atrajeron la atracción de ingleses, franceses y holandeses esperanzados en hallar riquezas. En 1570, el célebre pirata inglés Framcis Drake recorrió el estuario del río de la Plata y luego recaló en una abrigado puerto patagónico (puerto de las Focas), donde se abasteció de carne y agua potable para completar su viaje de circunnavegación. La presencia de naves extrajeras indujo a Felipe II a crear la Providencia del Estrecho. Pedro Sarmiento de Gamboa que comandó esa expedición, fundó dos fuertes: Nombre de Jesús y Real Felipe (1581) que, dada la desolación de los lugares, desaparecieron prontamente.

También llegó a las costas patagónicas el corsario inglés Thomas Cavendish, quien antes de intentar un viaje de circunnavegación se detuvo en un lugar que se llamó Port Desire, nombre del que proviene el actual nombre de Puerto Deseado, que los ingleses usaron hasta 1670.

Los holandeses, por su parte, también incursionaron por la Patagonia. Dispuesto a hallar una ruta distinta a la del estrecho de Magallanes, el comerciante Isaac Le Maire armó una expedición que dirigió su hijo Jacobo, quien descubrió la isla de los Estados y navegó por le cabo que él llamó de Le Maire al sur de la isla grande de Tierra del Fuego (el actual cabo de Hornos).


Las aspiraciones portuguesas sobre el río de la Plata: el litigio por la Colonia del Sacramento


La Banda Oriental por Alonso de Santa Cruz, en el siglo XVI.
Desde su instalación en el Brasil, los portugueses demostraron con hechos que no estaban dispuestos a ceñirse a los límites territoriales que se impusieron en el Tratado de Tordesillas. Con respecto a la Banda Oriental del río de la Plata, las pretensiones lusitanas se pusieron muy pronto de manifiesto. 

Las incursiones de los bandeirantes sobre las regiones españolas no colonizadas y los ataques a las misiones jesuíticas constituyeron la avanzada de esa penetración. Pero el hecho más flagrante lo constituye la fundación de la Colonia del Sacramento, sobre el río de la Plata frente a Buenos Aires, el 26 de enero de 1680.

El 6 de agosto del mismo año el gobernador de Buenos Aires José de Garro ordenó una operación militar contra la Colonia. Pera ello un contingente de españoles e indios de las misiones jesuíticas al mando de Antonio Vera y Mujica logró tomar la ciudad y rendir a sus ocupantes. Ante el reclamo portugués, el débil gobierno español al mando del incapaz Carlos II firmó un Tratado Provisional (1681) por el que la Corona devolvió la Colonia a los portugueses.


La Banda Oriental por Alonso de Santa Cruz,
 siglo XVI.
En 1705 estalló la guerra por la Sucesión española, y Portugal se alineó al bando antiespañol. Felipe V ordenó recuperar la Colonia. Una fuerza armada comandada por Baltazar de García Ross lo consiguió meses después. Pero, finalizada la guerra de Sucesión, España es forzada a devolver la Colonia a los portugueses a través del Tratado de Utrech (1715).

Ya reinstalados en Colonia, en 1624 los portugueses decidieron instalar un nuevo puerto cerca de donde actualmente se emplaza Montevideo. Al conocerse la información, Felipe V ordenó intervenir al gobernador de Buenos Aires Bruno Mauricio de Zavala, quien desalojó a los portugueses en 1626. 

En 1750 por el Tratado de Madrid (llamado de Permuta (porque España recibió tierras españolas a cambio de otras también españolas) Portugal devolvió Colonia a cambio de derogar definitivamente la Línea de Tordesillas. En compensación los portugueses se apoderaron del Mato Grosso y casi toda la zona del sur de lo que actualmente es territorio brasileño, quedando la región de las misiones rodeada; lo que originó la guerra guaranítica. 

En 1761, por el Tratado de el Prado, se derogó el Tratado de Madrid. Mientras tanto, durante este periodo, los portugueses nunca evacuaron Colonia del Sacramento. Eso consiguió al año siguiente el gobernador de Buenos Aires Pedro de Cevallos en el contexto de la Guerra de los Siete Años que nuevamente enfrentaba a españoles y portugueses. Pero en febrero de 1763, el Tratado de París, que puso fin a la guerra, ordenó que la Colonia vuelva a manos lusitanas.

En 1776 ante la actitud portuguesa de continuar su expansión, Carlos III ordenó el envío de una poderosa expedición bajo la jefatura de Pedro de Cevallos, que tomó la Colonia que fue destruida. Un año después se firmó el tratado de San Ildefonso por el que España se quedo definitivamente con la Colonia y la Banda Oriental entera, del mismo modo que los potugueses, hábilmente, confirmaron, por su parte, muchas de sus conquistas del Tratado de Permuta. 






© carlitosber.blogspot.com.ar, Noviembre 3 MMXIV
Permitidos su copia, plagio o reproducción sin citar la fuente.

___________________________________________________
FUENTES:
LLADÓ, J., GRIECO Y BAVIO, A., LUGONES-SESSARIEGO, A., y ROSSI P. Historia Segundo curso. La Edad Moderna. El surgimiento de la Edad Contemporánea. La Argentina hasta 1831. AZ Editora. Buenos Aires. 1992. pp. 241-251.
http://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_Nacional_de_C%C3%B3rdoba

No hay comentarios:

Publicar un comentario