Se dice que Pirro, rey de Epiro, quien logró una victoria sobre los romanos en la Batalla de Asculum (279 aC) con el costo de miles de sus hombres, al contemplar el resultado de la batalla, dijo "Otra victoria como ésta y volveré solo a casa". Quizás eso explique el medido festejo del Ladriprogresismo cuando la Justicia por fin falló a su favor otorgándole la victoria en la batalla de todas las batallas, según la épica que supieron construir. Pero propios y extraños saben que los costos puedan terminar superando por mucho a los resultados obtenidos.
Como dijimos en un post anterior, se van a desilusionar a los que esperan una "revolución" en el ámbito de los medios de comunicación. De aplicarse taxativamente lo que dice la ley, la Cadena Ilegal Nacional del Desánimo no sólo no va a desaparecer, sino que va a seguir siendo el conglomerado más grande –y seguramente, por más tiempo de que el que muchos desean, el más influyente–. Y, por lo que ha venido anunciando el Gordito ex Aliancista de Morón –El Aplicador– respecto de los procesos de adecuación de los otros grupos –que están convirtiendo la "desinversión" en "testaferrización"–, el de los medios de comunicación audiovisuales seguirá siendo un ámbito con mucha concentración. Por lo que se seguirá profundizando el rol del Estado como financiador discrecional de la gran mayoría de los medios audiovisuales –proceso que ha llevado, contra de lo que muchos comunicadores oficialistas y oficiosos afirman, a que hoy en día sean mucho más las “voces” que apoyan al gobierno Nac&Pop, que las que lo critican–.
El problema es que a los Ladriprogresistas se les acabó el enemigo público nro. 1. Ya no podrán decir que la inseguridad, la inflación, el cepo al dólar, los férreos controles a las exportaciones y la desocupación son meras "sensaciones" maliciosamente exageradas –cuando no inventadas– por la corporación del mal. Ya no tendrán excusas para la "revolución" que prometieron a muchos militantes jóvenes: no existirá más ese poder malicioso culpable de todos los malos gobiernos, las medidas impopulares y de que el pueblo haya hecho tantas malas "elecciones" o haya prestado su apoyo a tantos errores; porque, pobre, es tan manipulable y fácil de engañar.
Por otra parte, a partir de ponerle la "fecha de vencimiento" a la Cadena Ilegal Nacional del Desánimo, los Ladriporgresistas tuvieron que aumentar el uso de pirotecnia verbal hasta revelar sin ambages que la Ley de Medios, es una Ley Anti Cadena Ilegal. El Aplicador no sólo anunció que a los demás grupos les permitirá avanzar en un proceso "testaferrización", sino que también pasó por alto a un par de grupos y hasta llegó al ridículo de que el canal de las pelotas no es de de la telefónica gallega que tiene el monopolio total de la telefonía domiciliaria –monopolio en serio, que el día que se caiga la ridícula cláusula que impide los servicios de triple-play, le dará a los galle una posición dominante incontrastable–.
Por otro lado desde la semana previa a la fecha de vencimiento el gobierno Nac&Pop lanzó un ataque furibundo contra la Justicia, con la intención de llevarse por delante a un Poder de la República, como consta en la Constitución, que derivó en una rápida respuesta corporativa de los jueces, que decidieron jugar con el tiempo. Como dijimos hace una semana: los ladriprogresistas olvidaron que en frente estaba un poder del Estado, que tiene otros tiempos –no esta sometido a la histeria electoral, acentuada con el régimen plebiscitario en el que basa su poder populista el actual gobierno– y tiene otra relación con los otros Poderes del orden constitucional –como trascienden a los gobiernos, se conducen por la lógica, absolutamente racional, de ser “débiles ante el fuerte, y fuertes ante el débil”–.
Es simple, ante un gobierno que se autodestruye al tiempo que el viento de cola se le convirtió en un frente de tormenta, que no tiene posibilidad de relección legal ni un sucesor potable, y que ante la debacle de su imagen positiva prefiere la lógica del estado de excepción; la corporación judicial percibe que es mejor no exponerse. Cautelosamente retrasa la definición hasta ver para dónde decanta la voluble preferencia electoral antes de jugarse.
Entonces La Jefa en persona tomó la conducción, quemó las naves y en su lógica política de amigo-enemigo, puso en el bando del mal a la Justicia en pleno. Ella está aboslutamente convencida de que gobierna en "circunstancias extraordinarias", provocadas por enemigos internos o externos, a las que, por lo tanto, corresponden "condiciones de excepción" en el ejercicio del poder. Por eso no tiene más opción que ir siempre "por todo" y construir un relato donde los hechos se articulan según un esquema vertical de amigo-enemigo, donde el mal está definitivamente de un lado y el bien, el valor y la virtud, del otro. Amigo y enemigo pueden variar según los relatos que se utilicen para representarlos. Lo que no cambia es el eje del mal que los separa.
En el discurso del festejo convocado por los 29 años seguidos sin golpes militares, pero que fue sólo una celebración por los 9 años de hegemonía Nac&Pop La Jefa dijo dos cosas. Primero redobló la verborragia contra la Justicia y definió al Poder Judicial como una corporación más y a las inmunidades constitucionales que le garantizan la independencia de los gobiernos de turno como privilegios insoportables para una democracia. Y después, en un acto de demagogia escandaloso, denunció el exceso de garantismo de los jueces penales que liberan o dan privilegios a los criminales, al mejor modo de los comunicadores más reaccionarios que ridiculizan los programas que miran los "progres" de cartulina que apoyan al ladriprogresismo.
Entonces vino el escandaloso fallo de Tucumán. En una provincia donde gobierna el mismo tipo desde 2003, que gobierna la provincia como si fuera un feudo personal y que que controla la Justicia provincial casi a control remoto: todos los acusados de integrar una red de trata de blancas con notorios lazos con el poder –gobiernos y policías de Tucumán, La Rioja, Catamarca– en una causa que adquirió relevancia nacional a través de los medios –que obligó a la presidenta a impulsar una movida contra la trata que se quedó en la media sanción de una ley y la prohibición de hacer anuncios de servicios prostibularios en los medios impresos nada más–.
Volvieron las fuertes diatribas contra la Justicia de La Jefa y sus esbirros, con la amenaza seria de avanzar en una reforma constitucional que limite la independencia de los jueces. El gobierno Nac&Pop jugó un pleno en una arriesgada jugada con dos objetivos: el de mínima, lograr que la Justicia apure la causa por la "cuestión de fondo" de las cautelares de Clarín; y el de máxima, lograr una mayor aceptación social del inocultable proyecto de reforma constitucional que habilite la reelección indefinida de la primera magistratura nacional.
Los ladriprogresistas lograron la victoria en la batalla final al mayor coste posible. Se llevaron puesta a la Justicia, mostraron muchas hilachas discursivas, y hasta asumieron sin ambages su inocultable política discrecional de gobierno excepcional. Pero se quedaron sin excusa ahora, ya no hay una corporación omnipresente y todopoderosa capaz de impedir "ir por todo", ahora deberán demostrar en qué consiste eso –y hacerse cargo obviamente–.
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