sábado, 5 de julio de 2014

La Primera Guerra Mundial (8° Parte)

Los tratados de paz y el fin de la Gran Guerra

Firma del Tratado de Versalles, 28 de junio de 1919
El 28 de junio de 1919, exactamente cinco años después de que el magnicidio de Sarajevo accionara el sistema de alianzas interimperiales que se convirtió en la Primera Guerra Mundial del siglo XX, los países beligerantes firmaron varios tratados de paz por separado entre cada uno de los vencidos y todos los vencedores, con excepción de Rusia, que había abandonado la guerra en 1917. Al conjunto de estos tratados se le conoce como La Paz de París (1919-1920).




El Tratado de Versalles, llamado así por el palacio francés donde fue firmado, fue el colofón de la Conferencia de Paz de París, se suscribió el 28 de junio de 1919 entre los aliados y Alemania.

El presidente estadounidense Woodrow Wilson propuso entonces "un orden internacional nuevo", basado en sus "Catorce Puntos", una lista de demandas que representaría "una paz sin victoria", no punitiva, afianzada por una votación popular y un debate abierto. Sin embargo, los "cuatro grandes" vencedores, Francia, Reino Unido, Italia y los Estados Unidos llevaron conversaciones secretas durante los seis meses previos a la firma del tratado. Y los tres países europeos estaban obstinados en castigar y neutralizar definitivamente a Alemania.

El Tratado de Versalles estableció la creación de un órgano internacional para que las potencias pudieran  evitar nuevas conflagraciones: la Liga de Naciones (el punto décimo cuarto de los propuestos por Wilson, uno en los que más insistió). Pero Alemania y la Rusia comunista fueron expresamente excluidas. 

Además, Alemania debía perder más de 40.000 Km², seis millones de habitantes y la mitad de sus recursos de carbón y de hierro. El este de Prusia quedaría aislado del resto de Alemania por el "pasillo polaco". Los aliados ocuparían el valle del Rin y las antiguas colonias alemanas quedaron bajo el mandato de la Liga de Naciones. El ejército alemán se limitó a sólo 100.000 hombres, la armada germana fue reducida a un puñado de barcos pequeños y se prohibió expresamente una fuerza aérea de alemanes. Los criminales de guerra, incluido el kaiser Guillermo II, deberían ser juzgados por un tribunal internacional.

Las condiciones más perjudiciales fueron las reparaciones de guerra que se obligó a Alemania a pagarles a los aliados. No se precisó una cifra, aunque John Maynard Keynes tasó las demandas de los aliados en 40.000 millones de dólares. Keynes advirtió que sólo el pago de 10.000 millones significaría la "destrucción económica de Alemania", algo que el pueblo alemán no perdonaría jamás a los aliados.

El canciller alemán, Philipp Scheidemann, y su gabinete dimitieron su cargo y se negaron a firmar el humillante tratado. La Asamblea Nacional tuvo que hacerse cargo. Aún así los franceses consideraron los términos de la paz demasiado benévolos y depusieron a su primer ministro Georges Clemenceau. Wilson defendió el documento, a pesar de las divergencias con sus ideales, pero no consiguió que el Congreso de su país lo aceptara.

Los otros tratados entre los aliados occidentales y los vencidos fueron:
  • Saint-Germain-en-Laye: Firmado el 10 de septiembre de 1919 entre los aliados y Austria-Hungría. En este tratado se establecía el desmembramiento de la antigua monarquía de los Habsburgo, el Imperio Austrohúngaro, y Austria quedó limitada a algunas zonas en las que se hablaba solamente el alemán.
  • Sèvres: Firmado el 10 de agosto de 1920 entre el Imperio Otomano y los aliados (a excepción de Rusia y Estados Unidos). El Tratado dejaba a los otomanos sin la mayor parte de sus antiguas posesiones, limitando sus territorios a Constantinopla y parte de Asia Menor.
  • Trianon: Acuerdo impuesto a Hungría el 4 de junio de 1920 por los aliados, en el que se dictaminó la entrega de territorios a Checoslovaquia, Rumania y Yugoslavia.
  • Neuilly: Firmado el 27 de noviembre de 1919 en Neuilly-sur-Seine (Francia) entre Bulgaria y las potencias vencedoras. De acuerdo con lo estipulado en el tratado, Bulgaria reconocía el nuevo Reino de Yugoslavia, pagaba 400 millones de dólares en concepto de indemnización y reducía su ejército a 20.000 efectivos. Además, perdía una franja de terreno occidental en favor de Yugoslavia y cedía Tracia occidental a Grecia, por lo que quedaba sin acceso al Mar Egeo.
Mapa de Europa antes (izquierda) y después (derecha) de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) 


El mundo de la primera posguerra

Además de los cambios en el mapa europeo, el mundo de la posguerra sería absolutamente diferente. Por ejemplo, aunque las colonias suministraron víveres, materias primas y combatientes a sus metrópolis, tras la guerra los pueblos coloniales empezaron a cuestionar sus lazos con la metrópoli y reclamaron una mejora de su situación. Esto, sumado al progreso del nacionalismo en el seno de las colonias, constituirían el proceso de descolonización que iniciaría tras la Guerra y que concluiría con la independencia de varios Estados actuales, luego de la Segunda Guerra Mundial. A este primer declive de la influencia de Europa en las colonias, se sumó la expansión de Estados Unidos, el mayor beneficiado de la guerra junto con Japón, que reconsideraría su aislamiento de los asuntos mundiales, y que junto con el Imperio Japonés tendrían un lugar destacado en la escena internacional.

Las diferencias sociales se acentuaron con el enriquecimiento de los mercaderes de armas y el empobrecimiento de los pequeños ahorradores, los retirados y los asalariados afectados por la inflación. Las mujeres adquirieron un nuevo lugar en la sociedad y se volvieron indispensables durante toda la guerra, en el campo, las fábricas, las oficinas, las escuelas (para compensar la marcha de numerosos profesores). El feminismo progresaba, el derecho a voto fue acordado en Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos, Turquía y Rusia, pero no en Francia. Los cambios sociales estarán estrechamente ligados a la lucha política que emprenderán el Liberalismo, el Comunismo, y el Fascismo a lo largo del siglo XX.

Por otra parte, la contienda reveló la maquinaria de terror paradójicamente surgida de los avances y progreso de la ciencia y la tecnología. El intenso desarrollo de los instrumentos y técnicas de guerra: fusiles de repetición, ametralladoras, gases venenosos dando (origen a la guerra biológica y química), vehículos de combate, dirigibles, primeros aviones de guerra, y acorazados de acero, etc; modificarían la ciencia militar. La artillería multiplicó los calibres, aumentó el alcance y mejoró los métodos de corrección. El transporte motorizado se generalizó y volvió obsoleta la artillería impulsada por personas o animales de tiro; el caballo dejó de ser útil como instrumento militar. Igualmente supuso cambios en la estrategia militar donde en adelante sería necesario el sigilo y el escondite de las tropas para poder combatir, modificando la vestimenta de los soldados con tal fin.


También se revelaría el grave daño que padecería la población civil producto de los bombardeos a las ciudades y otros daños colaterales; la población civil y no beligerante se transformarías en nuevas víctimas visibles y objetivos militares de la nueva forma de hacer la guerra que reveló la Primera Guerra Mundial, producto de la masificación de los ataques no convencionales por un armamento mucho más destructivo y de mayor alcance.





© carlitosber.blogspot.com.ar, Julio 5 MMXIV
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