viernes, 25 de julio de 2014

El conflicto palestino-israelí (7ma. Parte)

Pronóstico Reservado

Horror en Gaza: al menos 17 personas muertas y 200 resultaron heridas al caer una bomba en una escuela de la ONU. Alrededor de 1500 civiles palestinos estaban refugiados en el establecimiento. Israel alega que en el edificio se ocultaban también milicianos del Hamás y que había material bélico (que todavía no apareció).  En Gaza, la incursión israelí ya mató a 828 palestinos y dejó más de 5000 heridos, la mayoría civiles. Por su parte han muerto 35 israelíes, entre ellos 33 soldados, y un trabajador tailandés, dijo el ejército israelí.

Es inevitable ser fatalista al referirse al conflicto palestino-israelí y advertir que todo puede acabar en una catástrofe de consecuencias difíciles de calcular que involucre a casi todo el mundo. Y es que la situación es trágica: Israel se ha convertido en una democracia al estilo occidental fuertemente militarizada y cada vez más influida por el clero más conservador, rodeada países con estados monárquicos y/o teocráticos o dominados por dictaduras, que apoyan tácita o explícitamente la destrucción del estado hebreo. Esta dura realidad lleva a que los “halcones” del gobierno israelí sostengan la hipótesis de que su país, es el único que no puede darse el lujo de perder una guerra, porque afrontaría lisa y llanamente su aniquilamiento total como estado y como nación. Esto hace que los ideales comunitarios de los pioneros perezcan ante un sionismo fundamentalista financiado por capitales multinacionales que promueven un Israel ultracapitalista y colonialista. Pero del otro lado nos encontramos con países donde los derechos humanos y las libertades civiles tienen tanta vigencia como los tenían en la Europa de la Edad Media, donde la gente común no reconoce ni el derecho de existir de los israelíes.



El conflicto palestino-israelí en el contexto mundial post 11-S

El clima se enrarece más porque un nuevo orden mundial se está estableciendo en el marco de la guerra unilateral contra el terrorismo que lleva a cabo Estados Unidos y las actitudes ambivalentes de China, que quiere ser superpotencia, Rusia, que lo fue y quiere volver a serlo, y la Unión Europea, que no sabe si quiere o si puede. Esto lleva a que el orden interestatal establecido al término de la Segunda Guerra Mundial, que ya había entrado en crisis con la disolución de la URSS, haya estallado en mil pedazos.

En la Era de la Guerra Permanente inaugurada por la invasión de los Estados Unidos contra Irak y Afganistán, el Imperio quiere rediseñar Medio Oriente, tal como lo hicieron Francia e Inglaterra después de la Primera Guerra Mundial, con el discurso de llevar la democracia a la región.

Es así que la lógica perversa que viene desarrollándose desde el origen del conflicto se retroalimenta. La misma lógica que se ha propagado al mundo y que parece querer adueñarse del orden mundial que se impuso desde el 11 de septiembre de 2001. Aquel hito fundacional, verdadero comienzo del siglo XXI ha conducido –y permítaseme el neologismo– a la “mediaorientalización” del sistema interestatal mundial.

Estados Unidos creyó reducir los problemas del mundo a uno solo: el terrorismo, y ofreció como única solución la represión militar. Esto se tradujo en invasiones unilaterales bajo la perversa justificación del discurso de la “guerra preventiva” y un recorte de las libertades personales en Occidente restaurando a nivel mundial la doctrina de la “seguridad nacional” –que además de traer dolorosos recuerdos a los Latinoamericanos, asesina a la democracia que se quiere imponer en Medio Oriente–. 

El partido de la guerra cuenta con el apoyo del capital financiero internacional que no sólo pretende apoderarse de los recursos estratégicos de la región (petróleo) sino que lucra con la miseria de la gente. Por ejemplo, erigiendo complejos habitacionales y laborales para los israelíes pobres en territorios arrebatados a los palestinos.  


Pero hechos como el empantanamiento de Estados Unidos en Irak y Afganistán –que retiró sus tropas dejando ejércitos privados que sólo protegen los intereses de las trasnacionales y dejan a los pobladores locales en la miseria y la indefensión más absoluta–; la escalada de amenazas entre Irán e Israel –uno acusado de buscar armar una bomba atómica y el otro poseedor de un arsenal nuclear no declarado–; la llamada "primavera árabe" –que más que a democracias de tipo occidental,  parece conducir a un cambio de sangrientas y corruptas dictaduras militares laicas por gobiernos de partidos fundamentalistas y con claros lazos con el terrorismo internacional–, demuestran que los delirios geopolíticos de quienes impulsan este nuevo orden mundial sólo consiguieron abrir una “Caja de Pandora” de inimaginables consecuencias. 


Conclusiones

El desesperanzador pronóstico sobre el conflicto palestino-israelí impide pensar en una solución pacífica a una guerra que pone de manifiesto las contradicciones del sistema interestatal, el carácter simbólico y totalmente irracional de la idea de nación, y cómo juegan los intereses de las potencias dominantes en los países que están presos de la herencia colonial.

Región condenada a ser la periferia de un centro que consume su principal recurso y que irónicamente es el combustible que mueve a la máquina de dominación, el Medio Oriente ha sido usado como campo de batalla donde terminó siendo parte del juego de ajedrez de la Guerra Fría o campo de batalla por la actual guerra por el control de los recursos.

Palestina además de nación con un territorio fragmentado del que no tiene soberanía, con una economía dependiente a la que privan sistemáticamente de los pocos recursos que tienen, y con una autoridad nacional que no posee ni libertad de movimientos es una parodia de Estado-nación, entendido en el marco del sistema interestatal vigente.

Israel además con el muro de separación y apoderándose de las tierras y los recursos hídricos convierte a Palestina en un estado-cárcel que ni siquiera puede considerárselo periférico, porque carece de los medios para contribuir con un centro.

Por otra parte, en el plano geopolítico mundial Israel es la avanzada de Occidente en una región dominada por estados teocráticos y/o despóticos y cuenta con el total apoyo (político, económico y militar) de la principal potencia mundial y presiona en los países desarrollados a través de un poderoso lobby económico y financiero.

Eso se traduce en cierta impunidad para cometer excesivas represalias sobre sus vecinos o incluso incurrir en obscenas provocaciones y demostraciones de poder; que muchas veces no hacen más que alimentar odios y rencores que terminan volviéndose en contra al propio Israel, pero que son totalmente funcionales a los Intereses de Occidente.



Carlos Berdún, octubre 2012
(reeditado y actualizado en julio 2014)




© carlitosber.blogspot.com.ar, Julio 25 MMXIV
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