Les reventaron la calle
La manifestación “autoconvocada” más organizada por los planificadores de la espontaneidad es un trago amargo que los ladriprogresistas tardarán mucho en poder asimilar. La verdad es que les duele que le hayan ganado la calle en su propia jeta. Más allá de que los caceroleros les son funcionales, porque ponen al Gobierno Nacional en la centralidad absoluta porque le reclaman a Ella en persona, interpelan directamente a La Jefa. Le echan en cara su soberbia ramplona, mala praxis flagrante del 54% del año pasado, la que se agrava por el abuso del recurso de apoderarse del relato por las buenas o por las malas y en una concatenación inmisericorde de catástrofes y errores propios que pusieron en “evidencia” que las conspiraciones (autogeneradas) con que se (auto) victimizan constantemente los ladriprogresistas suelen ser parte de una nebulosa de gases agitada por el propio Gobierno.
Es verdad que –no soy ciego– que entre caceroleros y caceroludos, también había muchos gorilas, golpistas, destituyentes, oligarcas, cipayos, vendepatrias, derechosos, fachos, corporativistas, anti democráticos, egoístas, ricachones, clase mierda, inconformistas, blanquitos, bienvestidos, señoras de Recoleta, clarinistas y procesistas. Es inevitable que se prendan sujetos hasta despreciables en una demostración masiva tan inorgánica políticamente.
Pero decir que “la derecha se manifestó el jueves”, como dicen los comunicagadores oficiales y oficiosos del ladriprogresismo, una verdadera Cadena “Legal” Nacional de la Alegría, es pecar de una inocencia que roza con la estupidez. Porque si los que caceroleaban eran los corporativistas vendepatria, ¿qué mierda son los que entregan los recursos no renovables que tiene el país a corporaciones extranjeras, o promocionan la “revolución verde” de los OGM (organismos genéticamente modificados), entregando nuestra producción y nuestra alimentación a las transnacionales de los agronegocios y los agroquímicos? Si todos los que el jueves protestaban como manga de boludos útiles sin saber por qué diablos estaban ahí son los destituyentes, ¿cómo llamamos a los que quisieron hacerle un juicio político al gobernador bonaerense “todo positivo, siempre para adelante” a tres meses de volver a ganar la gobernación; o acusaron al goberna del pago chico de Él y Ella de espiar a La Jefa, o pidieron el “remedio federal” para destituir al soja-socialismo de Santa Fe porque tenían un jefe de policía sospechado de ser tranza? Si los que les reventaron la calle en la jeta son los oligarcas, ¿qué son los dueños de miles de hectáreas de tierras fiscales compradas a precio vil en Santa Cruz, algunas que van a ser inundadas por dos represas, por lo que van a tener que ser debidamente indemnizados? Si los que adhirieron al 8N son los fachos, ¿que son los que corren a los tiros a los que se atreven a meterse con las mineras, o matan a los Quom porque defienden un mísero pedazo de tierra? Si los opositores son los anti patria, ¿cómo llamar a los que reprimen a los veteranos de guerra? Si se trata de un grupo de tilingos que les lava la cabeza Tinelli, ¿qué son los incapaces que se mean sólo porque están frente a la Presidenta y aplauden como monitos a cuerda? Si los de las cacerolas son una manga de egoístas que quieren ahorrar en dólares e irse a Miami a gastarlos mientras hay pobres, ¿qué son los que la levantan con pala mecánica sin poder justificar ni un centavo, y la ponen a nombra de padres, hermanos y otros familiares creyendo que nos pueden tomar por boludos a todos? Ahora resulta que ellos están en contra de las señoras paquetas de Recoleta, ¿qué son la manga de hijos de puta que tiene pisos en Puerto Madero? Los que tañían cacerolas son los turros que quieren que se empobrezca la gente para contratarlos por dos mangos, ¿qué son los que dilapidan la guita de los jubilados manteniendo empresas quebradas y administradas por tipos que cobran tres sueldos? Si los caceroleros son los que se quejan de llenos, ¿qué son los que nunca están satisfechos con la que hicieron y quieren “ir por todo” o llaman a la alternancia una “bobada”?
En definitiva, como ya dije en varios posteos anteriores los cacerolazos son un gran elefante –eso sí, muy visible y muy ruidoso– que distrae la atención sobre la profunda superficialidad de las “formas”. Simplemente una parte de la derecha está enojada ya no por que la otra parte de la derecha le haya ganado las elecciones, sino porque el ladriprogresismo por momentos da a entender a su tropa de incondicionales que –en honor al 54% de los que votó el año pasado– ellos pueden pasar por arriba del otro 46% que participó de la elección. Y que todo aquel que haga una crítica al “modelo” está pagado por Magnetto, la CIA, Duhalde, la Sociedad Rural Argentina, Videla y los genocidas que aún no se murieron, el Centro de Jubilados Golpistas de Boedo, Lex Luthor y su Liga de la Injusticia, etc.
Por este discurso tan pedorro de la conspiración (auto) generada con la que buscan (auto) victimizarse los ladriprogresistas han logrado, aparte de un buen aglutinante de la tropa propia, generar un cada vez más grande club de ex esposas resentidas –desde poderosas corporaciones que se quedaron “afuera”, hasta simples mortales desilusionadas– que obviamente movilizan el malestar general que produce una crisis económica que se siente cada vez de manera más inocultable y un gobierno que –por errores de comunicación involuntarios, o por una falta de tacto realmente escalofriante– con su soberbia sólo logra que muchos ciudadanos se sientan identificados con el reclamo.
Pero lo que no ponen en tela de juicio estas dos derechas enfrentadas es el modelo de desarrollo exogenerado asentado en un sistema de acumulación primario extractivo-exportador, con una fuerte oligopolización y extranjerización de las empresas, y donde la principal transferencia de riquezas que produce la renta diferencial del campo se utiliza para pagar la deuda externa y sostener el modelo subsidiario contratista, que favorece esta concentración, garantiza la salida de remesas de las transnacionales, y la financiarización de la renta de las principales empresas a través de tasas elevadas artificialmente para garantizar el recurso de la bicicleta o su ahorro por medio de compra de papeles de la deuda pública para cubrir el déficit del Estado a cambio de una jugosa renta; mientras éste mismo Estado se encarga de la inversión a través de préstamos a tasas negativas, sistemas de promoción y esquemas impositivos que garantizan ámbitos privilegiados de acumulación de renta extraordinaria.
Estos poderes concentrados están diversificados e integrados vertical y horizontalmente, y son los formadores de precios. Son además proveedores, contratistas y hasta socios del Estado; que a través de controles –que rápidamente son pasados por arriba, porque sólo alcanzan a una de las variables de la cadena de precios– y subsidios –que mantenidos a la larga, sirven más para subsidiar a las empresas y se convierten en trampa mortal para los consumidores– trata de controlar la inflación que vuelve a las clases populares dependientes del Estado y empobrece a las clases medias.
Esta sorda guerra en la derecha debe representar una oportunidad para proponer un modelo de desarrollo que no sea la profundización del modelo primario-exportador, atrasado, dependiente y deforme que –en su versión más populista o en la más liberal– que es el único posible tanto para el gobierno como para casi toda la oposición. Para los que no queremos entrar en el ruido, debemos salir de los microclimas, esquivar las agresiones, no entrar en generalizaciones u operaciones, y denunciar las mentiras que trata de tapar el cacerolazo, que es lo que une a los K y los anti-K: capitalismo, neocolonialismo, falta de debate ideológico e injusticia social.
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