Hoy hace 95 años la Revolución Bolchevique colocaba a Lenin en el poder
Lenin Dando un discurso |
Entre el 24 y el 26 de octubre/ 6 y el 8 de noviembre (calendario juliano/calendario gregoriano) una insurrección popular y militar, dirigida por los bolcheviques derrocará al régimen zarista, una autocracia represiva que llevaba 10 siglos en el poder. La Revolución rusa fue un acontecimiento decisivo y fundador del "corto siglo XX" abierto por el estallido del macroconflicto europeo en 1914 y cerrado en 1991 con la caída de la Unión Soviética. Objeto de simpatías y de inmensas esperanzas por unos, también ha sido objeto de severas críticas, de miedos y de odios viscerales. Sigue siendo uno de los acontecimientos más estudiados y más apasionadamente discutidos de la historia contemporánea.
La revolución que cambió al mundo
El catastrófico fracaso militar en la Primera Guerra Mundial había dejado a Rusia en unas condiciones económicas lamentables, lo que serviría de caldo de cultivo para que se movilizara todo el arco opositor al régimen zarista (liberales, socialdemócratas, comunistas y los partidos campesinos). El zar Nicolás II fue obligado a abdicar el pasado 15 de marzo, estableciéndose en su lugar un gobierno provisional totalmente dividido internamente.
Las distintas facciones de derecha e izquierda imposibilitarán al gobierno provisional estabilizar la situación política del país y sancionar alguna forma de gobierno. Se sucederán entonces distintos conatos revolucionarios, rebeliones y huelgas, y un fallido golpe de estado de militares zaristas, que irán preparando el escenario para la Revolución Bolchevique.
Tras el paulatino deterioro de la situación en el país, los bolcheviques se convirtieron en principales opositores del desprestigiado gobierno y de la continuidad de la Guerra. La orden de trasladar las tropas de la guarnición de Petrogrado al frente hizo que estas repudiasen al Gobierno Provisional y proclamasen su lealtad al Consejo de la ciudad, hegemonizado por los bolcheviques.
El Consejo decidió tomar medidas puramente defensivas, pero los intentos del gobierno en la mañana del 24 de octubre/6 de noviembre de aplastar a la izquierda hicieron que el levantamiento militar que Lenin venía reclamando desde hacía más de un mes se pusiese en marcha, gracias a la simpatía de las masas de la capital por la revolución y los consejos, que consideraron amenazados por la medidas del gobierno.
Ese día el primer ministro Kérenski había tratado de acelerar la llegada de tropas leales al gobierno a la capital y de obtener una moción de apoyo en el Parlamento, pero la Duma le denegó el apoyo incondicional y la mayoría de las tropas que arribaban a Petrogrado se unían a la revolución.
Por la tarde los principales puentes de la capital quedaban en manos de los insurrectos; la guardia que protegía el Palacio de Invierno se retiró y ocupó la central de telégrafos por orden del Comité Militar; y tropas insurrectas ocuparon la Estación del Báltico.
En la madrugada del 25 de octubre/7 de noviembre, el líder bolchevique, Vladimir Lenin, llegó a la sede del Sóviet de Petrogrado, intensificándose entonces las acciones del Comité: tropas del Comité ocuparon la Estación Nikolaievsky y la estación eléctrica de la ciudad, el puente Nikolaievsky, el Banco Estatal, la central telefónica y todas las estaciones de ferrocarril.
A las once de la mañana, ante la situación desesperada, Kérenski abandonó la ciudad con el objetivo de reunir tropas leales que aplastasen la revuelta.
En su mayor parte, el alzamiento en Petrogrado se efectuó sin derramamiento de sangre. Las tropas leales al Sóviet, dirigidas por los bolcheviques, se hicieron con los principales edificios gubernamentales, donde encontraron poca oposición
Por la noche lanzaron un asalto final sobre el Palacio de Invierno. La ocupación, dirigida por Vladímir Antónov-Ovséyenko, se produjo a las 9:45 de la noche tras un disparo de salva desde el crucero Aurora. El Palacio de Invierno estaba protegido por los cosacos, el Batallón de Mujeres y varias cuadrillas de cadetes. El palacio fue tomado hacia las dos de la madrugada del día 8; pero el 7 de noviembre sería establecido oficialmente como fecha de la Revolución.
Los posteriores informes oficiales —y soviéticos por tanto— sobre estos sucesos les añadirían un mayor dramatismo del que realmente tuvieron. Las películas filmadas bastantes años después mostraron una gran revuelta en el Palacio de Invierno y una lucha feroz, cuando en realidad los insurgentes bolcheviques encontraron poca o ninguna resistencia sin tener dificultad alguna de entrar en el edificio y tomarlo.
Entretanto, el mismo día 7, a las once menos veinte de la noche, se inauguraba el Segundo Congreso de Sóviets de Representantes de Trabajadores y Soldados de Todas las Rusias. Estuvo compuesto por 670 delegados electos, de los cuales 300 eran bolcheviques y cerca de cien eran social-revolucionarios de izquierdas, que también apoyaron el derrocamiento del gobierno de Kérensky.
Inicialmente, el Congreso de los Sóviets aprobó por unanimidad una propuesta del dirigente menchevique Julius Martov, de proclamar un gobierno democrático conjunto de todos los partidos del Sóviet. Sin embargo, al saberse que el Gobierno Provisional había sido derrocado y que sus miembros, entre los cuales se encontraban los ministros socialistas revolucionarios (eseristas) y mencheviques, habían sido detenidos, algunos congresistas de estos partidos denunciaron estos hechos y abandonaron la sala en señal de protesta.
León Trotski aprovechó para dirigirse a las fracciones que acababan de abandonar el congreso diciendo: «Sois unos penosos individuos aislados; estáis corruptos; ya no pintáis nada. Marchad ahora mismo a donde pertenecéis, ¡al vertedero de la historia!». El Congreso adoptó entonces un decreto que transfería el poder a los soviets de trabajadores, de soldados y de campesinos, ratificando así la Revolución.
Al día siguiente el soviet legitimó al Consejo de Comisarios del Pueblo (Sovnarkom) como base de un nuevo gobierno, pendiente de convocar una asamblea constituyente y publicar el Decreto de Paz y el Decreto de Tierra. Todos los comisarios eran miembros del partido bolchevique.
El decreto de tierra ratificó las acciones que los campesinos que se habían apropiado por toda Rusia de las tierras de la aristocracia y de los kulaks, que habían redistribuido. La propiedad de la tierra quedaba abolida y los terrenos pasaban a manos de los consejos para ser distribuidos entre los campesinos de acuerdo a sus necesidades. El decreto se basaba principalmente en el programa político de los socialrevolucionarios de izquierda. Los bolcheviques se vieron a sí mismos como los representantes de una alianza de trabajadores y campesinos y dejaron constancia de ello con la Hoz y el Martillo en la bandera y en el escudo de armas de la Unión Soviética.
Antes de clausurarse, el Congreso eligió un nuevo Comité Ejecutivo Central, encabezado por el bolchevique moderado Kamenev y compuesto por 62 bolcheviques, 29 socialrevolucionarios de izquierda, 6 mencheviques internacionalistas y 4 miembros de otros partidos menores.
Oposición al golpe y el comienzo de la guerra civil
El gobierno revolucionario encabezado por Lenin desarticuló una revuelta militar de tropas leales al depuesto Gobierno Provisional el 11 de noviembre. Por otra parte, los intentos bolcheviques de tomar el poder en otras partes del Imperio ruso no suscitaron demasiados problemas en la propia Rusia, pero tuvieron menos éxito en lugares poblados por etnias no rusas que habían reivindicado la independencia desde la Revolución de Febrero.
Por ejemplo, la ucraniana, que declaró la autonomía el 23 de junio de 1917, creó la República Nacional Ucraniana el 20 de noviembre, apoyada a su vez por el Congreso Ucraniano de Soviets. Esto condujo a un conflicto armado con el gobierno bolchevique de Petrogrado y, finalmente, una declaración formal de independencia el 25 de enero de 1918. En Estonia surgieron dos gobiernos rivales: la Dieta Estonia declaró la independencia el 28 de noviembre de 1917, mientras que un bolchevique estonio, Jaan Anvelt, fue reconocido por el gobierno de Lenin como líder legítimo del país el 8 de diciembre, aunque las fuerzas leales a Anvelt sólo controlaban la capital.
Un intento de asalto a Moscú, en diciembre, se encontró con una resistencia mucho más violenta y los bolcheviques no se hicieron con el control completo de la ciudad hasta marzo de 1918. Una coalición de grupos antibolcheviques intentó suplantar al gobierno durante la Guerra Civil Rusa entre 1918 y 1920.
Los Estados Unidos no reconocieron al nuevo gobierno ruso hasta los años 1930, e incluso durante la intervención aliada en la Guerra Civil Rusa llegaron a enviar 10.000 soldados para ayudar a la invasión japonesa de Siberia. Las potencias europeas reconocieron a la Unión Soviética al tiempo que restablecieron las relaciones económicas, a principios de los años 1920.
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