Hoy se celebra el Día de la Tradición
La fecha fue elegida en conmemoración del nacimiento de José Hernández (1834 - 1886), que escribió "El gaucho Martín Fierro", relato en forma de verso de la experiencia de un gaucho argentino, su estilo de vida, sus costumbres, su lengua y códigos de honor. El "día de la tradición" es el reconocimiento a la identidad argentina, a través de uno de los personajes más representativos del ser nacional, quien puso todo su empeño en defender a sus paisanos de las injusticias que se cometieron contra ellos.
El campesino-jinete característico de las llanuras y zonas de Argentina, Uruguay, Paraguay, sur de Brasil, y el chaco boliviano. Aparecido en el curso del siglo XVIII, hasta mediados del siglo XIX fue un habitante semi-nómada y con una autonomía personal considerable. Los sistemas de trabajo impuestos por algunos terratenientes luego de la independencia, dieron forma al particular régimen clientelar del peón de campo.
Casi desaparecido como tal a principios del siglo XX, el gaucho conserva un papel importante en el sentimiento nacionalista de Argentina y Uruguay así como independentista de Río Grande del Sur.
Existía toda una axiología gaucha caracterizada por los siguientes valores: valentía, lealtad, hospitalidad —de allí que en Argentina, Uruguay y Chile la frase "hacer una gauchada" cuyo significado es todo lo opuesto a "hacer una guachada" aunque la etimología de las palabras gaucho y guacho pudieran ser las mismas, "hacer una gauchada" significa tener un gesto de hidalguía o una buena actitud mientras que "hacer una guachada" es todo lo opuesto y algo que un genuino gaucho sentía y siente como una deshonra.
Para una parte de la aristocracia y la burguesía urbana del siglo XIX (especialmente para los adherentes al Partido Unitario), el gaucho era un "salvaje peligroso" y la palabra gaucho le resultaba casi un insulto.
Un ejemplo de la idiosincrasia gaucha del siglo XIX está reflejada por José Hernández (quien se crio entre gauchos) se encuentra en estas estrofas del Martín Fierro (se respetan los modismos y los vocablos gauchescos de ese tiempo):
No me hago al lao de la güeya
aunque vengan degollando,
con los blandos yo soy blando
y soy duro con los duros,
y ninguno en un apuro
me ha visto andar titubiando.
En el peligro, ¡Qué Cristos!,
el corazón se me enancha.
pues toda la tierra es cancha,
y de esto naide se asombre:
el que se tiene por hombre
ande quiera hace pata ancha.
Soy gaucho y entiendanló.
Como mi lengua lo explica,
para mí la tierra es chica
y pudiera ser mayor.
Ni la víbora me pica,
ni quema mi frente el sol.
(...)
lo que al mundo truje yo,
del mundo lo he de llevar.
Mi gloria es vivir tan libre
como el pájaro del Cielo,
no hago nido en este suelo
ande hay tanto que sufrir;
y naides me ha de seguir
cuando yo remonte el vuelo.
'Yo no tengo en el amor
quien me venga con querellas,
como esas aves tan bellas
que saltan de rama en rama.
Yo hago del trébol mi cama
y me cubren las estrellas.
Y sepan cuantos me escuchan
de mis penas el relato
que nunca peleo ni mato
si no es por necesidá;
y que a tanta alversidad
sólo me arrojó el mal trato.
Y atiendan la relación
Que hace un gaucho perseguido,
que padre y marido ha sido
empeñoso y diligente,
y sin embargo la gente
lo tiene por un bandido...
estrofas en los Capítulos II y III del citado Martín Fierro
Poco más de medio siglo después el escritor y estanciero Ricardo Güiraldes se siente emocionalmente obligado a dar su homenaje a los gauchos (en los inicios de siglo XX reducidos a la categoría laboral de "peones"). A pesar de tal ubicación en la "escala social", Güiraldes se ve compelido a reconocer —con mucha nostalgia— los valores del gaucho. Estos valores son puestos en el personaje de un gaucho, al cual sintomáticamente llama "Don Segundo Sombra", y a quien siente que le adeuda su iniciación como hombre. Don Segundo Sombra es su mentor, le da nociones de un especial honor y respeto al prójimo, le enseña a tratar con la naturaleza, e incluso (y esto es clave) es quien le protege de sus temores y fobias burgueses. Éste es uno de los motivos por los cuales Güiraldes, muy joven, concluye, después de que Don Segundo le despidiera, "lo vi irse en el horizonte (...) y me fui como quien se desangra".
Es en esa época que la literatura argentina recupera "El gaucho Marín Fierro" de Hernández y lo eleva a la categoría de poema fundacional de la tradición nacional. También recuperan la figura del gaucho, como hombre de honor y hombre de la tierra, pero por sobre todo como el peón amansado. En contraposición con el el proletario extranjero, que venía con ideas "maximalistas" exóticas y no estaba atado a esa tierra. Los oligarcas que consideraban insulto que los llamasen "gauchos", ahora vestían orgullosamente sus modas y lo elevaban a símbolo de "lo nacional", ahora que eran ellos los gauchos, ante tanta gringada levantista.
El Día de la Tradición
La aprobación ante la Cámara de Senadores y Diputados fue unánime, declarada bajo la ley Nº 4756 / 39. La Ley 10220/84 modificó el Art. 3° original, que pasó a decir: "Declárase sede provincial permanente de la tradición a la localidad de San Antonio de Areco".
Por otro lado, por Ley Nacional N° 21154 de 1975, el Congreso Nacional extendió a todo el territorio argentino, la vigencia del 10 de noviembre como Día de la Tradición.
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