martes, 30 de diciembre de 2014

Apuntes de la historia: 10 años de la Tragedia de Cromañón

A una década de la peor tragedia del rock nacional


El 30 de diciembre de 2004 se presentaba en República Cromañón el grupo Callejeros, que ya había tocado en el lugar meses antes en la inauguración del local, cuando uno de los espectadores encendió un elemento de pirotecnia, cuyos proyectiles incandescentes impactaron en una media sombra, que a su vez apoyaba sobre guata recubierta por planchas de poliuretano, provocando un incendio que se convirtió en una de las mayores tragedias no naturales en Argentina, causando la muerte de 194 personas y al menos 1.432 heridos. El incendio causó, además, importantes cambios políticos y culturales. 

En relación a lo político, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires inició un juicio político para destituir al entonces Jefe de Gobierno Aníbal Ibarra por considerarlo responsable político de la tragedia. Este enjuiciamiento terminó con su destitución, siendo reemplazado por el Vicejefe de Gobierno Jorge Telerman. En cuanto a lo cultural, la tragedia concientizó a la sociedad sobre el estado de las discotecas y locales destinados a espectáculos musicales. El gobierno revisó el estado de las discotecas y locales bailables, resultando en la clausura de una gran cantidad de ellos.


Casi todos los decesos se produjeron por la inhalación de diferentes gases (principalmente monóxido de carbono y ácido cianhídrico), excepto uno producido por una compresión torácico-abdominal.



Muchos de los que lograron salir del lugar volvieron a ingresar para rescatar a las personas que todavía se encontraban en el interior del edificio. Pese a sus esfuerzos, en el incendio y en los días subsiguientes murieron 194 personas y al menos 1.432 resultaron heridas; incluso familiares de integrantes de la banda. 



Fallecieron varios niños, y varios medios de información declararon que había una guardería en el baño de damas, lo que fue desmentido por testigos. Los mismos informaron que el día de la tragedia sólo se encontraba habilitado el baño de damas, y que sus pequeñas dimensiones imposibilitaban que allí funcionara la supuesta guardería.



A raíz de la tragedia se sucedieron fallecimientos de sobrevivientes por parte de graves secuelas físicas y psicológicas. Hoy alrededor del 30% de los sobrevivientes del incendio sigue bajo tratamiento ya sea médico, psiquiátrico o psicológico. Según un estudio, practicado en 800 sobrevivientes y familiares de las víctimas, presentado por especialistas del Hospital Alvear en el IV Congreso Mundial de Estrés Post traumático, reveló que la mayoría de los sobrevivientes del incendio sufrió de graves cuadros de estrés postraumático con síntomas que van desde taquicardias, náuseas, vómitos, sensación de mareo, y trastornos del sueño. Se han reportado también varios intentos de suicidios. Entre 2005 y 2007 se reportaron tres suicidios por parte de sobrevivientes en su mayoría jóvenes de entre 21 y 24 años.





Las causas de la matanza


La espuma de poliuretano, al entrar en combustión, genera cianuro de hidrógeno (ácido cianhídrico), dióxido y monóxido de carbono; mientras que el aislamiento de celulosa produce dióxido y monóxido de carbono. La media sombra originó dióxido y monóxido de carbono y acroleína, aumentando la cantidad de humo y goteando sobre los asistentes ocasionándoles quemaduras. Según un informe del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, el volumen de ácido cianhídrico, con el local lleno, alcanzaba las 255 ppm, siendo el nivel letal para ratas de laboratorio de 150 a 220 ppm.



El foco de incendio comenzó en una superficie de unos 20 o 30 centímetros, pero comenzó a expandirse rápidamente debido a la presencia de la guata. El material del techo comenzó a quemarse y a liberar gases tóxicos, la temperatura alcanzó los 400 °C y la combustión terminó una vez que se había consumido todo el material. Al disminuir la temperatura, el humo tóxico comenzó a descender y comenzó a ser aspirado por las personas que se encontraban en el lugar. El humo a altas temperaturas produce edema pulmonar y tapiza las mucosas formando una capa impermeable al oxígeno, algo que afectó a muchas de las víctimas del incendio.



El local se encontraba habilitado para dichos espectáculos con una capacidad de hasta 1.031 personas; sin embargo el recuento del público era bastante mayor a dicha cifra. En la causa judicial se asegura que ingresaron al menos 4.500 personas, ya que se habían vendido las 3.500 entradas disponibles y se calculó la existencia de 1.000 personas que ingresaron sin la misma.



El local contaba con una entrada principal compuesta por dos portones y una salida de emergencia ubicada a la derecha de la entrada principal. Ambas daban a un hall donde se encontraban las boleterías, y desde allí se accedía al salón principal, donde se encontraba el escenario, a través de seis puertas tipo "cine". Hacia el lado izquierdo del escenario se encontraba una salida alternativa que comunicaba el salón con la salida del estacionamiento de un hotel vecino, el cual pertenecía a los mismos dueños de Cromañón.



La salida de emergencia se encontraba obstaculizada por la presencia de vallas, algo que dificultó la evacuación. La entrada principal también dificultó la salida, debido a su propia estructura. Esta salida alternativa se componía de un portón que poseía dos hojas con un tamaño de 2,5 metros de ancho por 3,6 metros de alto. La misma al momento del incendio se encontraba cerrada con un candado y ataduras de alambre, a pesar de que contaba en su parte superior con un cartel que indicaba que se trataba de una salida habilitada. La puerta fue abierta por los bomberos una vez que llegaron al lugar, minutos después de iniciado el incendio. Según la habilitación esa puerta no debía estar clausurada:



El establecimiento se encontraba habilitado como local de baile clase C en forma autónoma, no como anexo de otro establecimiento. Según el inciso "d" del artículo 10.2.3 del Código de Habilitaciones y Verificaciones de la ciudad, se prohíbe a este tipo de locales la comunicación con otros establecimientos, lo que no sucedía ya que la puerta que se encontraba detrás del escenario y la puerta alternativa daban al estacionamiento de un hotel.



Además, la Certificación de Bomberos de República Cromañón se encontraba vencida. La Superintendencia de Bomberos es la encargada de expedir la habilitación del sistema contra incendios del local, algo que se había hecho por última vez en noviembre de 2003 y por un período de un año. Por lo tanto, dicha habilitación había caducado y el local debió haber sido clausurado. Asimismo, de los quince matafuegos existentes en el lugar diez se encontraban despresurizados.



Existía además el pago de soborno a un oficial de la Policía Federal Argentina para que brinden seguridad en la puerta del lugar y para que no se realizaran contravenciones debido a las irregularidades existentes en el local. Entre las contravenciones existentes se incluía la superación de la capacidad habilitada, la venta de alcohol, la obstrucción de las salidas y la omisión de recaudos durante la organización y seguridad (que permitió el ingreso de pirotecnia). Durante los recitales que brindó Callejeros Raúl Villarreal, por orden de Chabán, le pagó al Subcomisario Carlos Rubén Díaz 300 pesos argentinos por jornada.



La utilización de bengalas y otro tipo de pirotecnia, tanto en espacios abiertos como cerrados, era común en los recitales del llamado rock suburbano o rock chabón. La pirotecnia llegó a convertirse en parte del folclore y de la estética de esa música, un ritual dentro del propio recital. Estas prácticas nunca fueron completamente desalentadas por los artistas. 



Los miembros de Callejeros tampoco actuaban activamente para desalentar esas prácticas. Sin embargo, antes de que comience el recital del 30 de diciembre, tanto Chabán como Fontanet advirtieron al público que no encendieran bengalas, ya que se había usado pirotecnia durante la presentación del grupo soporte, Ojos Locos. El uso de pirotecnia ya había causado focos de incendio en el local. El 1 de mayo de 2004, durante un recital de Jóvenes Pordioseros, un principio de incendio causó la evacuación de todos los espectadores y debió ser extinguido por el personal de seguridad. El 25 de diciembre, pocos días antes de la tragedia, se produjo otro foco durante un recital de La 25, que también logró ser sofocado.



Cronología de diez años buscando justicia

Primero, la detención de Omar Chabán, en la víspera de Nochevieja del 2004 (un día después del horror).

Segundo, en marzo del 2006, la destitución por juicio político del entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra. Era la primera vez que un jefe de Gobierno electo por voto popular era destituido por la Legislatura.

Tercero, el 19 de agosto de 2008 (tres años y medio después del caso) comienza el principal juicio oral contra 15 imputados: Omar Chabán, gerenciador del boliche y Raúl Villarreal, su mano derecha; Diego Argañaraz (manager de Callejeros), Patricio Fontanet, Eduardo Vázquez, Christian Torrejón, Juan Alberto Carbone, Maximiliano Djerfy y Elio Delgado, todos integrantes de la banda de rock Callejeros; el escenógrafo Daniel Cardell; el subcomisario Carlos Rubén Díaz y el comisario Miguel Ángel Belay; y los ex funcionarios porteños Fabiana Fiszbin, Gustavo Torres y Ana María Fernández.

Cuarto, exactamente un año después, el 19 de agosto de 2009, los jueces del Tribunal Oral Criminal 24 dictó la primera sentencia: 20 años de prisión para Chabán, 18 años para Argarañaz y Carlos Díaz, dos años para Fiszbin y Fernández y un año para Villarreal. Mientras que todos los integrantes de Callejeros (incluyendo Cardell), Belay y Torres fueron absueltos. La liberación de éstos últimos, principalmente de los músicos, produjo un descontento general entre los asistentes, principalmente los familiares y sobrevivientes.

Debido a los procesos judiciales, ningún imputado quedó preso hasta la sentencia firme, por lo que podían producirse apelaciones.

Quinto, el 20 de abril de 2011, luego de una serie de apelaciones y revisión del fallo anterior, la Cámara de Casación Penal resolvió que el hecho debe ser caratulado de delito culposo, por lo que se disminuyó la carga a Chabán y terminaron condenados todos los absueltos del primer fallo (excepto el comisario Torres). La alegría de los damnificados duró poco: el tribunal ordenó reabrir la calle Bartolomé Mitre, frente al inmueble “República Cromañón”, donde se había dispuesto un santuario para homenajear a las víctimas.

Sexto, durante la jornada del 14 de julio de este año, en un juicio secundario (conocido como Cromañón II),  fue condenado a cuatro años y medio de prisión el ex dueño del boliche Rafael Levy, mientras que los ex funcionarios porteños Juan Carlos López, Enrique Carelli y Vicente Rizzo y el ex comisario Gabriel Sevald fueron absueltos de culpa y cargo.

Los familiares de las víctimas terminaron totalmente indignadas con los jueces, los fiscales e incluso algunos de sus propios abogados. Sin embargo, la querella apeló la decisión a los pocos días después.

Séptimo, el 18 de octubre, la Cámara Federal de Casación dispuso finalmente los años de condenas para cada condenado: Chabán, 10 años y nueve meses; Fontanet, siete años; Vázquez –en prisión por el asesinato de su esposa-, seis años; Carbone y Torrejón, cinco años; Djerfy y Delgado, cinco años; Cardell, tres años; Villarreal, seis años; Díaz, ocho años; Fiszbin, cuatro años; Torres, tres años y nueve meses; y Fernández, tres años y seis meses. Ninguno quedó detenido porque la sentencia no estaba firme.

Octavo, el 20 de diciembre, finalmente la Cámara de Casación dictó  el inmediato cumplimiento de la sentencia dictada en octubre, luego de rechazar los recursos extraordinarios presentados por las partes. El primero en ser detenido fue Chabán, que se presentó voluntariamente ante la justicia. Luego fue el turno de los músicos Djerfy y Delgado, seguidos del colaborador de Chabán, Raúl Villanueva. Con el correr de las horas, se presentaron el resto de los músicos (menos Fontanet), el ex subcomisario Díaz y los tres ex funcionarios porteños. El líder de Callejeros se encontraba en Córdoba, internado en un neuropsiquiátrico, por lo que la justicia dispuso su custodia hasta determinar si puede o no ser trasladado a una cárcel.

Noveno, el Tribunal Oral en lo Criminal 24 dispuso el 6 de agosto de 2014 la excarcelación de los integrantes de Callejeros, luego de que la Corte Suprema ordenara que el expediente por el incendio en el boliche vuelva a la Cámara Federal de Casación Penal y que se dicte una nueva sentencia. También fueron liberados el ex mano derecha de Omar Chabán, Raúl Villarreal, y los exfuncionarios porteños (la ex subsecretaria de Control Comunal porteña, Fabiana Fiszbin, el exdirector general de Fiscalización y Control porteño, Gustavo Torres, y la ex directora adjunta de Fiscalización y Control porteña, Ana María Fernández, que estaba con prisión domiciliaria). Chabán, ex gerenciador de Cromañón, y el subcomisario Carlos Díaz, al contrario, quedaron con condena firme y seguieron presos.

Décimo, el 17 de noviembre a las 12.40, el empresario Omar Chabán murió en el hospital Santojanni. Estaba internado por un cáncer del sistema linfático conocido como linfoma de Hodgkin. Las autoridades del Ministerio de Salud porteño y el SAME confirmaron su deceso en terapia intensiva. Tenía 62 años.

Hace apenas unos días, el 28 de diciembre pasado, el ex cantante de la banda, Patricio "Pato" Fontanet, despertó polémica cuando su actual pareja, Estefanía Miguel, publicó en su cuenta de Twitter una foto del cantante mirando de frente a la cámara con un cartel que dice: "A 10 años de Cromañón. Justicia. Absolución a Callejeros. Ni la bengala ni el rock and roll, a los pibes los mató la corrupción". "El también es sobreviviente y pide justicia", escribió Miguel bajo la imagen. La publicación despertó la polémica porque parte de los familiares de las 194 víctimas fatales cree que el artista es responsable de la tragedia. 

Diez años después de la peor masacre de la historia del rock nacional, las heridas siguen abiertas y el dolor está a flor de piel. Sólo un policía coimero esta preso. Ibarra fue electo legislador porteño por el kirchnerismo y aspira a presentarse el año que viene a la jefatura de Gobierno. Uno de los miembros de la banda está preso por un caso de femicidio, pero tiene salidas transitorias porque milita en una agrupación política afín al Gobierno Nacional. Los boliches siguen presentando las mismas o peores irregularidades de seguridad ante la mirada indiferente del gobierno Porteño (bajo otra gestión), pero también de la mayoría de los padres (que no parecen estar interesados en cuidar a sus hijos) y de los propios jóvenes (que no escarmientan). Diez años después estamos a la espera de otro Cromañón. 



© carlitosber.blogspot.com.ar, Diciembre 30 MMXIV
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