lunes, 20 de octubre de 2014

Historia de América Latina (12)

La época colonial
Primera Parte: El Virreinato de Nueva España


La Nueva España fue una entidad territorial integrante del Imperio español, establecida en gran parte de América del norte por la Corona durante su dominio en el Nuevo Mundo, entre los siglos XVI y XIX, etapa conocida como período colonial mexicano. Fue creada tras la caída de México -Tenochtitlán evento principal de la Conquista la que propiamente no concluyó sino hasta mucho después, pues el territorio de Nueva España siguió creciendo hacia el norte, a costa de los territorios de pueblos indígenas del desierto. El virreinato de Nueva España fue creado oficialmente el 8 de marzo de 1535. Su primer virrey fue Antonio de Mendoza y Pacheco, y la capital del virreinato fue la Ciudad de México establecida sobre la antigua Tenochtitlan.



El territorio

El virreinato de Nueva España llegó a abarcar los territorios de España en Norteamérica, Centroamérica, Asia y Oceanía.


La organización política dividía el virreinato en reinos y capitanías generales. Los reinos eran los de Nueva España (diferente al virreinato en sí); Nueva Galicia (1530); Guatemala (1540); Nueva Vizcaya (1562), Nuevo Reino de León (1569); Nuevo México (1598); Nueva Extremadura (1674) y Nuevo Santander (1746). Las capitanías fueron las de Filipinas (1574); Cuba; Puerto Rico y Santo Domingo. Estas subdivisiones territoriales tenían un gobernador y capitán general (que en la Nueva España era el propio virrey, quien añadía este título a sus otras dignidades). En Guatemala, Santo Domingo y la Nueva Galicia estos funcionarios eran llamados presidentes gobernadores, dado que encabezaban reales audiencias. Por esta razón estas audiencias eran consideradas como "pretoriales".

Existía una jurisdicción señorial, la del Marquesado del Valle de Oaxaca, propiedad de Hernán Cortés y sus descendientes. El Marquesado incluía un conjunto de vastos territorios donde los marqueses tenían jurisdicción civil y criminal, y derecho a conceder tierras, aguas y bosques. Dentro del Marquesado se hallaban sus principales posesiones (estancias de ganado, labores agrícolas, ingenios azucareros, batanes y astilleros).


La fundación

Tras las acciones militares, sometida mediante las armas, la capital mexica y en marcha el resto del Altiplano Central, Hernán Cortés ordenó la demolición de México-Tenochtitlan y la edificación de sus restos en la nueva capital, disponiendo al alarife Alonso de Estrada el trazado al estilo español. Los españoles hicieron de la ciudad de México la capital de una construcción que denominaron Nueva España, comprendiendo dentro de ella a todos los señoríos aliados o sometidos por las huestes de Cortés. La primera sociedad novohispana se constituyó en torno al círculo superior de capitanes de la expedición, con Hernán Cortés como capitán general de los territorios recién conquistados, quienes organizaron más expediciones para controlar territorios. El sistema económico occidental fue implantándose gradualmente, incluyendo prácticas agrícolas, comerciales y financieras, si bien muchas estructuras indígenas continuaron prácticamente intactas como la movilidad de las mercancías, las estructuras de tributación y algunos poderes locales.

Plano de la ciudad de México dividida en cuarteles. 1782. Manuel Villavicencio. AGI. En el siglo XVIII se realizó una demarcación de barrios con un claro criterio administrativo. La delimitación física de estos barrios se hizo generalmente en forma de "cuarteles".

Los indígenas, mayoritarios siempre en la sociedad, tras ser sometidos por la vía militar o reconocido el vasallaje español eran reunidos en pueblos o repúblicas de indios, que fueron constituidos ya fuera por hacerlos a la usanza occidental en poblaciones importantes y dejando a los mismos gobernadores o por congregaciones, hechas por poblaciones de varios pueblos dispersos en uno solo o bien, como trabajadores en las primeras encomiendas y obrajes. Un punto esencial es que, a partir de este proceso, se vivió un colapso demográfico de las sociedades indígenas, muriendo por cientos a causa de la explotación y las epidemias, alcanzando un punto crítico a la mitad del siglo XVI. Dichas congregaciones tuvieron entre sus fines la evangelización de los indígenas, un proceso que fue primordial en la política española del siglo XVI y realizado por las principales órdenes religiosas.


Los misioneros católicos

En el siglo XVI, los españoles al mando de Hernán Cortés conquistaron a los mexicas y se hicieron de sus propiedades. La labor misionera de la Iglesia Católica se inició con el arribo de las órdenes mendicantes: franciscanos, dominicos y agustinos, quienes evangelizaron partiendo del Altiplano Central hacia fuera las localidades más pobladas y creando nuevas en donde eran dispersas. En el transcurso de la segunda década de tal siglo, Cristóbal de Olid, Pedro de Alvarado y Nuño Beltrán de Guzmán se apoderaron de gran parte del territorio mexicano, salvo el norte del país, donde las tribus chichimecas perduraron hasta principios del siglo XVII, cuando fueron casi exterminadas. En ese mismo siglo, la labor de los frailes llegados a Nueva España permitió extender los núcleos poblacionales a Nuevo León, donde se fundaron Cerralvo, Cadereyta y Sabinas Hidalgo.

En ese mismo período, la labor de los franciscanos hizo posible la fundación de Paso del Norte, en 1682. Carlos de Sigüenza y Góngora, intelectual y geógrafo mexicano, se dedicó a tareas de cartografía en las Nuevas Filipinas (Tejas) y en el puerto de Panzacola, donde se edificó el fuerte de San Carlos para defender la localidad de ataques piratas.

Nacido en Trento, cuna del concilio de la Contrarreforma,
Eusebio Kino adoptó su segundo nombre en honor a
Francisco de Asís, a quien admiraba. Llegó a la Nueva
España en 1682 y se dedicó a difundir el Cristianismo.
Fundó misiones en Sonora y Arizona, y la mayor
de ellas lleva su nombre. Murió en 1711.







La Compañía de Jesús sustituyó paulatinamente la labor de los franciscanos, pero la amplió en el aspecto cultural y educativo. Eusebio Francisco Kino fue un misionero nacido en Trento, Italia, y llegado a la Nueva España alrededor de 1680. Sus misiones se difundieron por Sonora y Arizona, pero su mayor obra fue haber fundado Magdalena de Kino, en el norte del territorio sonorense. Su trabajo de fundación y conocimiento geográfico quedó resumido en la obra del también jesuita Francisco Javier Alegre, Los apostólicos afanes, dedicada al Papa Benedicto XIV, y que fue publicada en Roma en 1749.

La labor de Kino inspiró a otros jesuitas para continuar la obra de fundación, ya entrado el siglo XVIII, con la fundación de San Antonio de Béjar y la bahía del Espíritu Santo, ambas en Texas. Pero en 1767, Carlos III expulsó a los jesuitas de sus dominios por atentar contra las doctrinas de la Iglesia y del rey, y sus antiguas misiones pasaron a ser de los dominicos, quienes las extendieron hasta Paraguay y Ecuador. Junípero Serra, natural de las Islas Baleares, fundó en Alta California las misiones de San Diego de Alcalá, San Carlos Borromeo de Carmelo, San Gabriel Arcángel, San Luis Obispo de Tolosa, San Francisco de Asís y San Juan Capistrano, entre otras. El italiano Peri recibió mandato de Pío VI para evangelizar las tierras de Chihuahua, donde fundó en 1798 la misión de San Luis Rey. La labor de evangelización y población no se detuvo hasta 1830, cuando el Virreinato no existía y ya habían logrado su independencia muchos de los países que lo integraban.


Colonización y conquista de las Filipinas

En 1521 el navegante Fernando de Magallanes al servicio de España llegó al archipiélago filipino y tomó posesión jurídica de las islas, bajo el trono español, pero sin dejar un solo soldado o español cualquiera en las islas que valiera la colonización de España. Aunque se sabía que los indígenas eran sumamente dóciles y además se quería arrebatar el poder de Portugal en las Indias Orientales, Hernán Cortés envió tres barcos rumbo a Asia, que zarparon de Zihuatanejo en 1527. En el camino, dos de ellos naufragaron y el tercero llegó, pero no regresó por no haber encontrado la corriente del retorno. Después en 1541, López de Villalobos fue enviado por el virrey Antonio de Mendoza para encabezar una expedición hacia las Indias Orientales en busca de nuevas rutas comerciales. Su expedición partió de Puerto de Navidad en 1542 a bordo de cuatro carabelas.

En 1543 la flota tocó la costa sur de la isla de Luzón (Filipinas), donde exploraron la costa e hicieron contacto con los indígenas del archipiélago. De allí partieron más al oriente hasta alcanzar la isla de Leyte y las nombraron islas Filipinas en honor al rey Felipe II. A causa del hambre y de un navío que se arruinó por un accidente de navegación, la expedición fue desastrosa y se tuvieron que ir a buscar refugio en las Molucas, dominio portugués, y después de algunas escaramuzas fueron tomados presos. Villalobos murió preso en 1544 en la isla de Amboina. El resto de la tripulación consiguió escapar y regresar a Nueva España, donde contaron las historias al virrey, y así se consideró parte de la Nueva España la Capitanía General de las Filipinas.

Itinerario seguido por la expedición
de Miguel López de Legazpi en el
archipiélago filipino.



El intento de colonización de Filipinas no terminó ahí. El virrey Luis de Velasco encargó a Miguel López de Legazpi hacerse a la mar en una nueva expedición. Zarpó de Puerto de Navidad, Nueva Galicia (actualmente Jalisco) el 21 de noviembre de 1564 y en el viaje conquistó Guaján, las Islas de Saavedra/Islas de los Pintados (Islas Marshall) y las Islas Marianas, y tocó Samar el 27 de abril de 1565. También se expandió el dominio español a varios puntos de la isla de Formosa, las Molucas (Tidore) y el norte de Borneo (Sabah). Hábilmente, López de Legazpi evitó hostilizar a los moradores de las islas, que se decía que enseñaban ni más por más las vergüenzas al aire, y no encontró resistencia para explorarlas. Por la escasez de productos, Legazpi se vio forzado a trasladarse de isla en isla y expandió los dominios allí. El movimiento fue fácil, ya que en las islas, al igual que en México, los clanes estaban rivalizados, y Legazpi estableció fácilmente lazos de amistad que le permitieron moverse de isla en isla, levantando al rato los primeros asentamientos españoles: la Villa del Santísimo Nombre de Jesús y Villa de San Miguel.

La conquista de las Filipinas, nombradas así en honor al rey Felipe II, por Miguel López de Legazpi hizo posible que en 1565 visitara por primera vez tierras novohispanas el Galeón de Filipinas. Con el tiempo esta ruta sería el principal lazo que uniría las posesiones de España en América con sus baluartes en Asia. En ese año, gobernaba Felipe II, en Inglaterra regía Isabel I, se cumplían dieciocho años de la muerte del principal conquistador español, Hernán Cortés, y el jesuita Hernando Menéndez de Avilés fundó las primeras misiones en San Agustín de la Florida. Uno de los principales sitios donde se almacenaban los bienes traídos de Oriente era Nueva Orleáns, en la costa del Golfo de México y que fue conquistada por Andrew Jackson en 1815, coincidiendo con la rebelión independentista en Nueva España. 

Las rutas fueron establecidas por más de dos siglos. Sin embargo, los caminos del Oriente al puerto de Acapulco, donde solían descargar las mercancías, estaban plagados de riesgos, enfermedades y ataques piratas de Australia. Los productos manejados eran seda, especias, y oro. La ruta era la forma de enlazar el comercio interno de las posesiones de ultramar de España, pero a la vez se transmitían ideas liberales a las colonias de América, pues en Filipinas había mayor libertad de expresión. El último galeón llegó a México en 1813, pocos días antes de la toma del puerto a manos de José María Morelos.


Siglo XVII

Felipe IV de España, que gobernó los reinos españoles durante
su decadencia política, pero que vivió la máxima expresión
artística de sus territorios administrados. En su tiempo obtuvo
el reinado más poderoso del mundo. Fue sucedido en 1665 por
su enfermizo hijo, Carlos II, quien sería el último miembro de la
Casa de Austria en gobernar España.








Este siglo fue el de la mayor expansión novohispana, al contrario de lo sucedido en la metrópoli, que entró en decadencia. En 1598, Felipe II murió, dejando como heredero a su hijo Felipe III, quien entregó el gobierno a ministros como el duque de Lerma y el duque de Uceda, quienes no supieron manejar el gobierno y metieron a España en guerras por defender la religión católica, o como bajo Felipe IV durante la Guerra de los Treinta Años, en la que España perdió sus posesiones en Holanda, mediante la Paz de Westfalia (1648). La política de Felipe III fue continuada por su hijo Felipe IV, que reinó de 1621 a 1665. Durante su reinado se dio el llamado Siglo de Oro español, con exponentes como Luis de Góngora y Lope de Vega en la literatura; y Diego Velázquez y Bartolomé Esteban Murillo en la pintura. Carlos II sucedió a su padre en 1665 y gobernó diez años bajo la regencia de su madre, Mariana de Austria, quien se rodeó de ministros extranjeros y casó a su hijo en dos ocasiones (con María Luisa de Orleans en 1679 y Mariana de Neoburgo en 1689) pero el monarca no consiguió descendencia. Al morir en 1700, el rey nombró como su sucesor a Felipe de Anjou, nieto del rey francés Luis XIV. Sin embargo, el emperador del Sacro Imperio Romano, Leopoldo I, se negó a aceptar dicho acuerdo y comenzó la Guerra de Sucesión Española, en la que triunfó el heredero francés, pero el conflicto mermó seriamente las finanzas novohispanas.

Fuerte de Campeche, construido para evitar ataques de piratas.
Sin embargo, en mayo de 1683 el pirata holandés Laurens de
Graff saqueó durante varios días la ciudad.
Los virreyes de Nueva España vivieron su apogeo en esta época. En 1611, Luis de Velasco, otrora virrey del Perú, envió a una delegación a visitar tierras japonesas y establecer contactos comerciales con aquella nación, y así nació la Nao de China, que durante trescientos años desembarcaba en Acapulco las mercancías provenientes de territorios orientales. El marqués de Cerralvo, Rodrigo Pacheco Osorio, fue acusado de corrupción y de ineficacia en el gobierno, pues en su mandato el puerto de Veracruz fue saqueado por piratas holandeses perdiéndose en el acto gran parte de los caudales reales. Además, al salir del cargo llevó consigo más de trescientos mil pesos oro, y una perla con diamantes incrustados que regaló al rey. 

Otros virreyes que sufrieron el ataque de corsarios ingleses y holandeses fueron el virrey Armendáriz, quien organizó la armada de Barlovento para detener ataques de filibusteros ingleses a las costas novohispanas y el conde de Salvatierra, García Sarmiento de Sotomayor, quien ordenó proteger las costas de California y con ello librar de asaltos las naves procedentes de China. Hacia 1649 la cantidad de conventos en la capital había crecido a tal extremo, que los habitantes se vieron en la necesidad de mandar una carta al rey Felipe IV pidiendo ya no se instaurasen más centros en la capital, pues guardaban desproporción con el número de habitantes, pero el rey se negó a responder. En mayo de ese mismo año, se efectuó el auto de fe más grande registrado por los anales de la Inquisición española, ya que fueron ejecutados en una sola tarde más de ciento cincuenta hombres y mujeres acusados de herejía. El siglo XVII se caracterizó en Nueva España por una época de paz constante, que sólo se veía interrumpida cuando los indios se levantaban en armas; los más conocidos de estos caciques fueron Gaspar Yanga, jefe de la rebelión indígena de 1609, y Jacinto Canek, quien se levantó en armas en 1770 contra la Corona en Yucatán. Las incursiones de piratas en ciudades portuarias fueron muy frecuentes: en 1678 penetraron en Campeche y fueron detenidos en Alvarado, y el 15 de mayo de 1683, el corsario Lorencillo tomó Veracruz. La expansión experimentó pocos cambios durante este siglo, el más importante fue la fundación de la villa de Albuquerque en el norte. Tras conocerse el nacimiento del príncipe Felipe Próspero de Austria en 1657, el virrey envió una dotación de doscientos cincuenta mil pesos oro anuales durante un plazo de quince años, lo que terminó al morir el príncipe en 1661. Durante el gobierno del virrey Gaspar de la Cerda Sandoval, conde de Gálvez, la armada de Barlovento recorrió Tejas para sacar de su territorio a los franceses, idéntico a lo sucedido en Santo Domingo.





© carlitosber.blogspot.com.ar, Octubre 20 MMXIV
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FUENTES:
http://es.wikipedia.org/wiki/Virreinato_de_Nueva_Espa%C3%B1a
http://www.armada15001900.net/elvirreinatodenuevaesp.htm

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