Sapos Para Todos
Ser un "progre Nac&Pop" se convierte en un ejercicio de "batraciofagia" constante: planteando una ridícula clasificación de "escraches buenos" y "escraches malos"; militando en el tragicómico "arbo-ambientalismo"; y -a partir del spot estrella del último fin de semana de las transmisiones futbolísticas- apropiándose de la Reforma Educativa de los 90 -y la transferencia iniciada durante la última Dictadura-.
Resulta que ahora es espantoso, inexcusable y propio de la "anti-política" escrachar a un funcionario del Estado delante de sus hijos, porque si bien existen escraches y linchamentos buenos, hay otros que son malos.
No nos interesa defender a la patética gerontocracia militar -que todavía no se murió- de la última Dictadura; ni a los ex-funcionarios de todos los regímenes desde el 76 hasta el 2001 -que no pudieron o no quisieron reciclarse en el actual gobierno-, que bien ganado tienen el escarnio popular.
Pero lo irónico, es que los talibanes de la lucha por los derechos humanos cuando matan a un Quom ni se mosquean. Te corren con La Clau para justificar sus escraches públicos, y después se indignan cuando alguien los putea.
Nadie dijo nada por los afiches anónimos contra los periodistas de la Cadena Nacional Ilegal del Desánimo. Ni cuando La jefa linchó públicamente y por cadena nacional al "abuelo tacaño" que pidió una cautelar contra el cepo cambiario. Ni cuando, en un ataque adolescente, lo dilapidó con una acusación de mucha mala leche a un actor que sólo se preguntó cómo hizo ella para, en menos de 10 años, incrementar su patrimonio de 7 palos a casi 80.
Nobleza obliga señalar que ocurrieron dos hechos bien diferentes: lo del impresentable del descuidado arribista del vice es propio de un acto político, le pasó lo mismo al amargo soja-socialista santafesino -aún por entonces goberna de la provincia con forma de bota- en el acto por el Bicentenario de la creación de La Bandera Nacional donde lo abuchearon los militantes de La (egencia de colocaciones) Cámpora; y nadie se rasgó las vestiduras.
Al igualmente impresentable del Niño Mauricio, alcalde del artificio de ciudad autónima, también lo han silbado en algunos actos, al intendente de La Plata lo abuchearon en la despedida de La Brujita en el Estadio Único de La Plata.
Es distinto de lo del polifuncionario carilindo de apellido difícil, porque es un escrache en un momento de la vida privada. Es una situación violenta que nos delata como sociedad: hay un doble standar con escraches o linchamientos "buenos" y lichamientos y escraches "malos", dependiendo de si me simpatiza el linchado o los linchadores. Eso se llama: sociedad enferma.
Cuál es la diferencia entre los progres Nac&Pop y sus rivales: que los primeros, encima, se autoatribuyen una superioridad moral totalmente artificial. Se creen que por autodenominarse "progresistas nacionales y populares" basta.
Otro dato evidente es que un funcionario político no pueda viajar en un transporte público marca un momento social en el que los escraches, las patoteadas se vuelven en contra de un movimiento político que tomó el faccionalismo como forma de construcción política.
Es realmente cobarde que cientos de personas insulten a una que está sola e indefensa. El gran dato que va más allá de la valoración es ver cómo la gente espontáneamente reaccionó contra un funcionario de primera línea del Ladriprogresismo. Un Gobierno que no da cuenta, que falsea las cuentas públicas, que niega la inflación y que cualquiera que lo critique es visto como un enemigo -la oposición, los medios, la Justicia-.
Se dividió a la sociedad en buenos y malos, entre los que hay que amar y los que hay que odiar. Lo que pasó en el Buquebús es un síntoma de como está el país, estamos convertidos todos en una manga de energúmenos
La oposición ha pisado el palito en su mayoría -el mal comediante santafesino devenido en político, la gorda bipolar impresentable- como también algunos periodistas de la Cadena Nacional Ilegal del Desánimo.
Debemos detener esta escalada antes de que nos terminamos matando entre todos. Pero no empezó hace poco, en 2008 "Él" dijo que los que se oponían al Ladriprogresismo eran "comando civiles", y la gorda bipoloar impresentable aseguró que mucha gente le pedía "que se mueran".
Le echan la culpa a los mismos medios que le "lavaban la cabeza" a la gente en 2011 cuando ganaron con el 54% de los votos. Cuando revoleaban sillas en la Feria del Libro era gente que se zarpa porque siente que los periodistas del grupo defienden los privilegios de la corpo del mal. Cuando putean a un funcionario son una manga de gorilas y tilingos golpistas a los que le lavan la cabeza los medios opositores.
El Gobierno busca que cada protesta sea limpia y cristalina de cualquier actitud medio fascistoide e intolerante, con un equipo de visualizadores y auditores escrupulosos, que resumen cualquier manifestación contraria en su caricatura.
Resulta, a este respecto, ofensivo ver cómo muchos progres Nac&Pop, bien instruidos y -generalmente- bienintencionados, repitan las conclusiones que los comunicagadores oficiales y oficiosos sacan de estas caricaturas editadas malintencionadamante.
Lo mismo pasa con la última moda de la ridícula militancia arbo-ambientalista. Mientras estos ecologistas de cartulina discuten bizantinamente si las "obras" del Gobierno Ladriprogresista respetan más o menos a "las especies arbóreas" que las del Niño Cincuentón, alcalde del artificio de ciudad autónoma; cierran bien la boca -por no decir otra palabra- respecto de los desmontes para profundizar la sojización de la economía nacional; miran para el costado cuando se habla sobre la Megaminería a cielo abierto -pareciera que para ellos, cortar un árbol en Capital es mucho más grave que pulverizar una montaña entera y transformarla en un gran piletón de agua con cianuro en la Cordillera-; no saben qué es el fracking y aplauden los nuevos pozos de petróleo no convencional de la nueva "renacionalizada" -pero no Estatal- YPF.
Pero al cierre de esta nota vimos el spot estrella de este fin de semana futbolístico. Ahora los progres Nac&Pop reducen a los docentes a agentes de los estados provinciales y que las paritarias nacionales docentes no deciden los salarios de los educadores. Claro, tienen razón: el ministro de economía orejudo de la última Dictadura empezó con las escuelas primarias y después el Riojano más Famoso en los 90 lo completó con las leyes de Transferencia y Federal: la educación no sólo es un servicio, es algo que está a cargo de las provincias, tengan o no tengan los recursos para mantenerlos.
Esa transferencia, ícono del neoliberalismo, se hizo sin acompañarla con los recursos. Al contrario, las provincias pasaron a depender de los recursos que el Estado Central transfiere discrecionalmente, al tiempo que se les exigió implementar reformas y contra-reformas educativas, "modernizaciones" y actualizaciones.
Ahora la táctica es ajustar echándole la culpa del ajuste a los gobernadores provinciales, sobre todo a los opositores. Cómo, muy fácil: como depende de transferencias discrecionales de dinero, es muy fácil ahogar financieramente al que pone los pies fuera del plato.
Al igual que la militancia "arbo-ambientalista", la preocupación por los 200 días de encierro de los pibes en las escuelas es un slogan vacío y falaz con que algunos "progres Nac&Pop" tratan de justificarse: sólo alguien con el coeficiente mental de un simio en coma puede sostener como argumento válido que si los chicos fueran todos los días al cole, aprenderían más. ¡Por favor!
El problema es que muchos progres no se tragan la píldora: pasa que para ellos esto es "lo menos pior" -el discurso social; el "roban, pero hacen" devenido en "roban, pero encarcelan genocidas"; el fútbol gratarola; los planes sociales que incluyen dignificando la pobreza; son los pilares de la nueva militancia "progre" del siglo XXI-. No les queda otra que someterse a una dieta constante de sapos. La "batraciofagia" es el nuevo pasatiempo de muchos "progres Nac&Pop" que por fatiga y comodidad intelectual o por terror al reconocer que quizás se equivocaron al enamorarse como quinceañeras por los cantos de sirenas del Ladriprogresismo, se disponen a quemar las naves en la defensa de un "modelo" -que a esta altura ya nadie sabe qué diablos es-.
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