viernes, 8 de febrero de 2013

El sexo en la historia (13° Parte)

Los enredos de alcoba de los poderosos
(Primera Parte)


Hija y concubina: Augusto II
de Polonia  (1670-1733) tenía
 como concubina favorita a su
hija ilegítima.
A partir de hoy, vamos a recordar algunas de las anécdotas más picantes de todas las épocas y lugares en las que están implicados emperadores, reyes, generales, consejeros, ministros y toda clase de poderoso. 




Para mí, las feas: Jorge I de Inglaterra (1660-1727) fue cruelmente criticado por los ingleses por sólo hablar en alemán, sino porque elegía a las mujeres más feas. Algunas eran tan poco agraciadas que recibieron los apodos de Palo de Mayo, Bruja y Elefanta. Ésta última además de su preferida, era su hermanastra.

Juan V de Portugal
Con las monjas no se peca: El soberano lusitano Juan V, rey de Portugal entre 1689 y 1750, afirmaba ser tan religioso, que la única forma de no pecar por adulterio era eligiendo a monjas como amantes reales.

Honores reales: La emperatriz Wu Hu de la dinastía Tiang de la China del siglo V, consideraba que las felaciones degradaban a las mujeres. Por eso las prohibió apenas se hizo del poder y promulgó otra ley por la que todo noble que visitara la corte debía, obligatoriamente, realizarle a ella un cunilingus. Varias obras antiguas muestran a la pobre consagrada en plena faena con algún noble mientras sus fieles lacayos sostienen sus paños menores, en un claro ejemplo de discriminación positiva. 

Estatua de Anastasia
Romanova (1530-1560)
¡Demasiado Terrible!: A los 17 años Iván IV El Terrible, tomó por esposa a una joven bella e inteligente llamada Anastasia Romanova, hija de un boyardo. Fue elegida entre las 1.500 doncellas que mando a reunir en un enorme edificio. En 1560 Anastasia murió e Iván, convencido de que los boyardos la habían envenenado, hizo de ellos una sangrienta purga. Luego de la muerte su esposa Iván IV se volvió un gobernante psicópata, fanático religioso y autoritario. Se casó otras seis veces; a su última mujer, luego de descubrir en la noche de bodas que no era virgen, hizo que la ahogaran inmediatamente. Más tarde, en un arrebato de cólera, el zar mató a Iván, su único hijo con capacidad para gobernar. Los otros dos hijos que sobrevivieron a su crueldad eran un varón llamado Demetrio, hijo de su séptima esposa y, por lo tanto, considerado ilegítimo; y un discapacitado mental llamado Fedor, quien heredó el trono por no haber otro candidato, y terminó siendo un títere en manos de los boyardos debido a su falta de carácter y a su escasa inteligencia.

De padre flamenco: Guillermo El Silencioso (1533-1784), príncipe de Orange y conde de Nassau, repudió a su segunda esposa Anna de Sajonia después de descubrir que ésta estaba embarazada de otro hombre. Anna mantuvo una relación extramarital con Jan Rubens, el padre flamenco del que estaba destinado a convertirse en un pintor universal. 

Roces de campaña: Cuentan malas
lenguas que Napoléon se excitaba
sexualmente acariciando y rozando
con disimulo a sus soldados.
Señora, ¡un poquito de higiene, por favor!: Juana Seymour (1509-1537), tercera esposa de Enrique VIII de Inglaterra, tenía una fobia patológica al aseo personal. Después de dar a luz a quien sería Eduardo IV se negó terminantemente a darse un baño. Juana sufrió una terrible infección que terminó con su vida 12 días después.

Otro fóbico a bañarse: Napoléon Bonaparte (1769-1821) también era de los que creían que el agua es para las ranas. aparte de su empeño en maltratar los caniches de su esposa Josefina, le mandaba cartas subidas de tono pidiéndole que no se bañara. Su fobia al baño la inculcó incluso a los soldados de su ejército, cuyo hedor podía detectarse desde muy lejos, según cuentan cronistas de la época.

Todo el harén, sumergido: En un acceso de ira Ibrahim I El Desquiciado (1616-1648), sultán del Imperio Otomano, hizo ahogar a las 289 mujeres de su harén en las aguas del Bósforo. Las concubinas fueron atadas a sacos cargados de piedras. Sólo una se salvó de milagro.

Recuerdo macabro: El zar Pedro el
Grande ordenó decapitar al amante de
su esposa y conservar su cabeza en un
frasco, y obligó a la zarina a ponerlo
en su dormitorio, en un lugar visible,
como recordatorio.
De la tropa al trono: Pedro I de Rusia (1672-1725), que contrajo la sífilis en sus correrías, se divorció de su primera esposa Eudoxia para casarse con Martha Skavronskaya, una prostituta de Livonia conocida por los servicios prestados a la tropa. Antes de poseerla, Martha intimó con su ayudante de confianza, el príncipe Menshikov. Aún así, Pedro la convirtió en la emperatriz Catalina.

"Quique", el maestro sexual: Margot de Valois, hija del rey francés Enrique II de Valois y de su esposa Catalina de Médici, fue iniciada en los placeres eróticos por su hermano Enrique, el mismo que de adulto se convertiría en uno de los monarcas más depravados y asesinos de Francia: Enrique III.

Cómo probar el engaño: En cierta ocasión, el novelista irlandés James Joyce (1882-1941) le pidió a su esposa Nora Bernacle que saliera a tener relaciones íntimas con un desconocido y que luego le contara los detalles del encuentro, para saber qué era lo que sentían los hombres engañados.

El postre favorito del rey:
A Enrique VIII le gustaba
mantener relaciones sexuales
con sus esposas encima de
la mesa donde había
terminado de comer.
Terminaron sin cabezas: Enrique VIII (1491-1547) se casó ciego de pasión con dos de las seis esposas que tuvo: Ana Bolena y Catalina Howard. Las dos fueron acusadas de adulterio por su marido y mandadas a decapitar.

Un amor de cuento: El gran emperador mongol Sha Jehan, que accedió al trono mugalo después de la muerte de su padre Jehangir, en 1627, conoció a Arjumand Banu Begam cuando aún era príncipe. El flechazo fue tan fuerte que repudió a su primera consorte para casarse con ella, que pasó a llamarse Mumtaz Mahal. Ésta última murió en 1631 al dar a luz y Sha Jehan decidió levantar en su honor el mausoleo Taj Majal, la tumba más bella del mundo. La construcción se prolongó durante 20 años y se dice que en ella intervinieron 20.000 hombres.  

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