Los enredos de alcoba de los poderosos
(Segunda Parte)
Sangrienta juventud: La condesa búlgara Erzsébet Báthory fue condenada en 1611 por mandar asesinar más de 650 muchachas y bañarse en su sangre para mantenerse joven. |
Segunda entrega con las anécdotas más picantes (y algunas algo escalofriantes) de todas las épocas y lugares en las que están implicados emperadores, reyes, generales, consejeros, ministros y toda clase de poderoso.
Las apariencias engañan: Las dos hijas de Felipe IV "El Hermoso" (1268-1314), rey de Francia, fueron "muy livianas de cascos" según las crónicas de la época. Una de ellas, la bella y fría Ana Isabel, "La Loba", se casó con Eduardo II de Inglaterra, que era un reconocido homosexual. Junto a su amante Roger de Mortimer, reclutó un ejército, invadió Inglaterra e hizo prisionero a su esposo. El 12 de septiembre de 1327, Eduardo fue ejecutado por empalamiento en el castillo de Berkeley, Gloucestershire, pero cuidaron de que el cuerpo no mostrara signos de tortura para enterrarlo con todos los honores por "muerte natural".
Clases de sexo para el rey: Luis XIII de Francia (1601-1643) se casó con Ana de Austria cuando ambos tenían catorce años de edad. Pese a la fama que siempre ha tenido la corte francesa, y lo libertino que fue el ambiente donde este rey desarrolló su infancia, Luis XIII se casó virgen e ignorante de todo lo relacionado con el sexo. Como el matrimonio no se consumaba Ana, pese a tener la misma edad que su esposo, ni corta ni perezosa, se quejó de a su hermano Felipe IV, rey de España, de que su esposo no cumplía los deberes conyugales. Felipe transmitió la queja al Papa Pablo V. Éste, a su vez, se puso en contacto con el embajador de Venecia, porque sabía que era amigo personal del rey, y el nuncio en París. Ellos dos y la reina urdieron con la reina una pequeña, ingeniosa y práctica estratagema. Se las ingeniaron para conseguir que el rey pudiera contemplar a escondidas una cópula entre una de sus hermanas y su esposo. Cuando el joven rey vio lo que había que hacer, solicitó acudir a los aposentos de su reina para llevar la teoría a la práctica. Ésta, que le estaba esperando en el lecho, le ayudó a actuar como debía en la ocasión, y no tuvo que volver a quejarse al rey de España por este asunto.
Sífilis en alta mar: Carlota de Bélgica (1840-1927) estaba profundamente enamorada de su marido Maximiliano de Habsburgo (1832-1867), emperador de México, hasta que se enteró de que su esposo había contraído sífilis por unas libertinas durante una travesía marítima. Carlota le prohibió la entrada a su aposento a su marido desde entonces.
Carlota de Bélgica y Maximiliano Habsburgo |
De copas y disfraces: La princesa Isabel, hija de Catalina I de Rusia (1681-1727), asistía con sus amigas a bailes de travestidos para emborracharse. En aquella época, las mujeres no podían beber alcochol en los acontecimientos públicos.
Kasturbai Nakanji (1869-1944) |
Elizabeth Wittelsbach |
Estaba hecho un toro: Fernando II El Católico (1452-1516) eran un gran consumidor de criadillas de toro, ya que creía que la ingesta de los testículos bovinos fortalecía su virilidad.
Un rey ardiente: Felipe V de España tenía la libido tan elevada que literalmente agotó sexualmente a su primera consorte, María Luisa Gabriela de Saboya, con la que tuvo cuatro hijos de los que sólo dos sobrevivieron. Incapaz de refrenar sus impulsos sexuales, el rey se obcecó en acostarse con la reina incluso después de que ésta contrajera la tuberculosis y los médico le informaran que su estado era crítico. Felipe hizo el amor con María Luisa hasta poco antes de que ella falleciera. Su segunda esposa, la poco agraciada e intrigante Isabel de Farnesio, supo sacar partido al implacable apetito sexual del rey, a quien complacía con creces para someterlo y ejercer una notable influencia en la política del reino.
María Luisa Gabriela de Saboya (1701–1714), Felipe V de España (1683-1743) e Isabel de Farnesio (1714-1746) |
Mujer inspirada: La reina navarra Margarita de Angulema (1518-1549) tuvo dos maridos y estuvo envuelta en una intensa aventura de amor platónico con una docena de hombres a la vez. Fruto de esta situación, fue el libro de relatos "Heptamerón", inspirado en el "Decamerón" de Boccaccio.
Derrotado en el lecho: Atila (406-453), rey de los Hunos, conocido en occidente como "El azote de Dios" y llamado Etzel por los alemanes y Ethele por los húngaros, libró sangrientas contiendas al mando de la temible caballería del ejército huno. pero Atila no murió en el campo de batalla, como cabría esperar. Lo encontró la muerte cuando hacía el amor en la noche de bodas con Hidegunda, su esposa número 453, que era hija de un rey borgoñón, y mientras esperaba la llegada de su siguiente esposa, la princesa romana Honoria, hermana del Emperador Valentiniano III, con quien esperaba contraer el 454° matrimonio, pero no llegó.
Un lunar inconfundible: La vida disoluta de Augusto II (1670-1733), elector de Sajoni y rey de Polonia, quedó certificada con el nacimiento de 300 hijos. con tanta progenie, no era de extrañar que practicara incesto con alguna de sus hijas legítimas. Cuenta la leyenda que la muchacha se parecía tan poco al monarca que no sospechó que fuera su padre. Éste, sin embargo, se dio cuenta del parentezco después de una noche de pasión, el reconocer en el muslo de la muchacha un lunar idéntico al que él mismo poseía.
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Fuentes: COPERIAS, Enrique. El sexo en la historia. Buenos Aires. Editorial García Ferré. 2005;
http://es.wikipedia.org/; http://mujer.terra.es/muj/parejaysexo/sexo/articulo/leyendas-sexuales-luis-xiii-francia-37389.htm
http://es.wikipedia.org/; http://mujer.terra.es/muj/parejaysexo/sexo/articulo/leyendas-sexuales-luis-xiii-francia-37389.htm
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