Lo que rebela el desmantelamiento de (Des)Unen
La mediática líder de la antipolítica –que sólo vive del peligro de catástrofe, yendo de la derecha a la izquierda y viceversa sin ponerse colorada como los ladricorporativistas a los que tanto critica, pero sin tener ni una pizca de carisma ni un aparato mediático de justificación ni la billetera que da el Estado subsidiario para callar a la gilada– pegó el portazo y destruyó la (¿¡) nueva (!?) Alianza que intentaban formar el radicalismo residual –que apenas puede sobrevivir a los fracasos de don Raúl, el papá de la democracia ligth, y del Inimputable Fernandito, a lo que hay que sumarle el clásico divisionismo partidario: donde hay dos radichetas, hay una interna– y el socialismo santafecino y sus aliados de la izquierda no marxista de clase media –una extraña clase de burgueses con conciencia social, tan gorilas que siguen lamentando que los obreros hayan sido tan brutos y seguido a un coronel carismático y medio fascista en vez de a líderes más “inteligentes” y capacitados–.
El portazo de la Mediática Lilita produjo un efecto desmoralizador: golpea a los que están de la vereda de enfrente al Gobierno y del peronchismo en general, entre otras cosas porque pone sobre el tapete las dificultades en cuanto a manejo de crisis y, en otras palabras, a la capacidad para gobernar. Pone sobre el tapete una realidad incómoda que prevalece en el electorado que busca una alternancia: los dirigentes políticos opositores no peronchistas continúan muy rezagados en el ranking de confianza de los propios electores opositores. El descreimiento y nihilismo que envuelven a los argentinos gorilas plantean dos cosas: la complejidad de expresar y traducir políticamente el malestar de este sector y el desajuste entre demanda opositora y oferta opositora. El Ladricorporativismo se regodea en esta lucha de "oficialismo vs. ningunismo".
Nuevamente la elección presidencial es una interna por el Poder y por el control de la caja del Estado del partido del General. El Ladricorporativismo, encerrado en la cláusula constitucional, se está conformando con el Goberna Todo Positivo Siempre Para Adelante. El ex motonauta no ha dejado de ser el hombre que siempre flota, el Sr. Inhundible surfea en su ola naranja las peores adversidades, sin congelarse con el frío polar del gobierno nacional ni ahogarse en las inundaciones de su distrito/país. Es la antítesis de la Mediática Lilita: él es un orgánico inamovible; nunca dijo ni mu de los gobiernos que integró -los del Riojano Más Famoso (su mentor), El Puntano Loco de Adolfo, El Cabezón de Lomas de Zamora y Él y Ella-; casi podría decirse que cuenta con asistencia perfecta en el boletín de la esquizofrénica fauna peronchista.
De otro lado está el garcaperonismo o tren fantasma –otros residuos del Riojanismo tan radioactivos que no pudo reciclar ni el Ladricorporativismo ni el Macripustismo–. Estos muchachos tienen una nueva vedette, un ex golden boy del Gobierno Nac&Pop –manejó la caja del Anses, llegó a Jefe de Gabinete del primer mandato de Ella, y siempre lo vendieron como intendente modelo–: Sergio, el Mini Goberna de los countries del Tigre –desde donde operan los narcos colombianos en la Argentina–: el Renovador de la Contunidad.
Más rezagado, e ilusionándose con ser el árbitro del posible ballotage, está el gurú televisivo Mauricio el Niño Cincuentón, que se cree más carismático de lo que es en realidad, y que sueña con ser presidente a base de marketing publicitario y de venderse como la garantía de no corrupción por ser un empresario millonario –a pesar de ser un empresario que como verdadero “Rey Midas al revés” fundió cuanta empresa manejó–, líder de la Oposición Amarilla que se opone por TV y tranza en el Congreso y en la Legislatura porteña. El macriputismo no es más que una mezcla rara de un poco de liberales alsogaraistas, algunos conservadores de ilustres apellidos patricios, una pizca de Riojanismo residual y algunos "nuevos" bienintencionados muchachos de clase media alta que sueñan con un Partido Republicano yanki, o, en el peor de los casos, una copia trucha del PP español–.
La muy publicitada crisis desatada en el (Des)Unen es una expresión de la inviabilidad del progresismo en los partidos burgueses, en momentos en que la agenda del conjunto de la burguesía es el ajuste a costa de los trabajadores y el pedido de un rescate financiero internacional. El progresismo opositor ha fracasado porque los radichetas y los soja-socialistas apoyan la orientación de Sergio el renovador de la Continuidad, Daniel el Goberna Todo Positivo Siemre Para Adelante, Mauricio El Niño Cincuentón y, en definitiva, el Gobierno Ladricorporativista, de que hay que buscar un rescate financiero internacional. Ninguno de ellos está preocupado por la agenda del progresismo.
En un análisis más abarcativo del cuadro político, la crisis del campo opositor que los medios burgueses reflejan no responde sólo a contradicciones internas, sino a la presión que ejerce la apuesta por el Inundible Sr. Daniel, por parte un amplio sector de los capitalistas, que recluta a los barones del Conurbano y a la burocracia sindical para proceder a un desmantelamiento y copamiento ‘ordenado’ del Ladricorporativismo, y por sobre todo a evitar un desmadre de la crisis económica y política.
Al desmantelamiento y copamiento del Ladricorporatvismo le corresponde, en el campo opositor, una tentativa de desmantelamiento del progresismo del (Des)Unen. Esto se ve reflejado en que El Renovador Sergio y El Niño Mauricio hacen ofertas de copamiento a un conglomerado de fuerzas que tiene mucho mayor asentamiento que ellos en la geografía política naciona. El hundimiento del progresismo burgués, en realidad, viene desde el Frepaso, que acabó adoptando la agenda de convertibilidad en la trayectoria a la bancarrota de 2001. Por eso quedaron huérfanos y se cobijaron al calor del Gobierno Nac&Pop cuando se hacía el progresista o de algún gesto de la "opo".
La crisis del (Des)Unen y la derechización de la agenda del Ladricorporativismo obedece a que el empresariado puso en la agenda la formación de un frente del 'ajuste', la devaluación y el rescate financiero, no un 'frente progresista'. La agudización de la crisis económica y política planteará el desarrollo de una polarización política. De un lado, el bloque del ajuste capitalista contra las mayorías populares que sólo pelea por el Poder; y del otro, el pueblo que deberá desarrollar una alternativa de poder propia de los trabajadores. De seguir votando en las eliminatorias del "Bailando por un Sueño" –por el Sillón de Rivadavia–, sólo estaremos eligiendo quién ejecutará el ajuste.
© carlitosber.blogspot.com.ar, Noviembre 22 MMXIV
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