Alemania invade la Unión Soviética
Preparación alemana
Propaganda antisoviética |
Siguiendo los principios establecidos en "Mein Kampf", el gobierno nazi planeaba ocupar el este de Europa ya que el pueblo alemán necesitaba el Lebensraum o espacio vital para progresar. Adolf Hitler planeaba expulsar a la población de Rusia más allá de los Montes Urales, según él su región natural, y la población que quedase moriría por inanición, generando un superávit de producción de alimentos que estaría destinado a Alemania. Además, debido a que en Alemania existía escasez de mano de obra por la movilización del ejército, los rusos que sobrevivieran se convertirían en una especie de clase obrera esclava. Los campos agrícolas de Ucrania y los pozos petroleros del Cáucaso suministrarían al Tercer Reich todo el alimento y el combustible para su expansión. Además, al caer la Unión Soviética, Reino Unido quedaría completamente aislada en Europa, siendo obligada a firmar un armisticio. La debilidad del ejército soviético jamás fue puesta en duda por Hitler. Tras haber ocupado Francia, Noruega, Yugoslavia, Holanda, Bélgica, Dinamarca y Grecia y expulsado a los ingleses de Europa en menos de un año, pocas personas pusieron en duda de que Alemania podría derrotar a la Unión Soviética.
Escenario de la Operación Barbarroja |
La "Operación Barbarroja", planeada inicialmente para el 13 de mayo, contaba con tres millones de hombres, divididos en tres grupos: Norte (Wilhelm Ritter von Leeb), Centro (Fedor von Bock) y Sur (Gerd von Rundstedt). En total, 3,5 millones de soldados alemanes más 600.000 soldados aliados, en total 4.100.000 soldados aglutinados en 225 divisiones con 600.000 vehículos, 750.000 caballos, 4.300 blindados, 7.184 cañones y 4.000 aviones de la Luftwaffe junto con 19.000 trenes. El Grupo de Ejércitos Centro llevaría la mayor cantidad de tanques y debería atravesar Bielorrusia e ir directo sobre Moscú. El Grupo Norte debería ocupar Leningrado con la ayuda de las tropas finlandesas para luego ir en ayuda del Grupo Centro. Mientras tanto el Grupo Sur atravesaría la poblada Ucrania, para luego dirigirse al Volga y de ahí al Cáucaso, rico en petróleo. El avance alemán de esta operación debería llegar hasta la llamada línea AA, que iba desde Arjángelsk hasta Astraján.
Por su parte, para el 1 de junio de 1941, el Ejército Rojo contaba en los sectores militares occidentales con un total de 36 divisiones acorazadas, 18 motorizadas, 7 de caballería y 88 de cazadores. La Gran Purga efectuada en el Ejército Rojo agravó mucho la situación, (más del 80% de la oficialidad fue eliminada) Iósif Stalin acabó con tres de sus cinco mariscales, trece de sus quince jefes de Ejército, más de la mitad de los generales de división y casi idéntica proporción de los de brigada. Además, la Unión Soviética sufría una gran desorganización de los mandos en ese momento y en la fase inicial tenía una alta concentración de efectivos en la frontera; y peor aún, durante una semana imperó la orden de no provocación dada a la oficialidad rusa en la frontera.
La "Operación Barbarroja"
Tropas de infantería alemana avanzando en la URSS |
El 21 de junio inició la invasión, la mayor operación terrestre de la historia, encontrando al Ejército Rojo completamente desprevenido. Stalin, que se hallaba de vacaciones, ordenó no contraatacar durante el primer día, con la ingenua esperanza de que todo fuera un error, o de que por lo menos todavía se pudiera encontrar una solución con el diálogo. Gran parte de la fuerza aérea soviética ubicada cerca de las fronteras fue destruida por la Luftwaffe durante el primer y segundo días de lucha.
Se trazó un plan en el que varias escuadrillas de tres bombarderos cada una se internarían en territorio ruso abarcando un radio de 300 kilómetros volando casi a ras del suelo y sin cruzar ciudades para dirigirse contra los principales aeródromos de la URSS. En estos dos días se abatieron cerca de 2.500 aviones rusos, en el aire y sobre todo en sus aeropuertos. La orden de ubicar los aviones tan cerca de Alemania había sido dada hacía poco por Lavrenti Beria, y fue una de las muchas acusaciones que llevaron a su ejecución años después.
Una vez que quedó claro que Hitler había decidido por fin atacar a Rusia, se dictaron órdenes que revelaban la inmadurez estratégica y desconcierto del Alto Mando Soviético, la STAVKA. A las sorprendidas unidades soviéticas se les ordenó que no retrocedieran; al contrario, debían avanzar y llevar el combate a territorio enemigo. Las unidades alemanas debían de ser "cercadas y aniquiladas". Fruto de esta orden, las divisiones acorazadas soviéticas de la segunda línea defensiva, que debían haber sido mantenidas cuidadosamente como reserva, fueron lanzadas de forma prematura a la batalla. El 24 de junio, en varios lugares, los alemanes se habían adentrado más de 150 kilómetros en territorio soviético y las órdenes fatales habían permitido que los nazis cercasen a fuerzas rusas en número considerable.
Molestos por los resultados de la guerra de Invierno, los finlandeses se unieron a Alemania, y apoyadas por las fuerzas de este país, las divisiones finesas avanzaron hasta el lago Ladoga, cuyas costas habían perdido en 1940, y no se detuvieron hasta llegar al istmo de Carelia. Sin embargo, el gobierno finés se negó a seguir adelante, a pesar de que Alemania le presionaba para que participara en el asalto a Leningrado.
En un mes, el Báltico y Bielorrusia estaban en manos alemanas. Hitler envió los tanques al Norte y al Sur, para terminar de tomar Leningrado y Ucrania, a pesar de que sus generales le aconsejaban enviar la ofensiva directamente contra Moscú, que se encontraba a sólo 400 kilómetros.
Kiev, destruida por el ataque alemán de 1941. |
En septiembre de 1941 Kiev cayó y 665.000 soldados soviéticos fueron atrapados, y luego en Viazma otros 600.000 rusos también fueron aislados. En esos momentos las pérdidas rusas eran terroríficas, se veía dudar a Stalin en su dirección de la guerra cuando más de 2.000.000 de soldados habían perdido la vida, se encontraban heridos o prisioneros. Muchos soldados rusos (hiwis) y cosacos se pasaron para el lado de los alemanes. Cualquier otra nación habría solicitado la rendición estando en esas condiciones ya que la guerra parecía perdida para los soviéticos.
Pero esta guerra era una lucha ideológica, de razas y subsistencia, y Stalin, recuperándose de su estado de estupefacción, se entregó de lleno a organizar los altos mandos para contener a los alemanes. En las reuniones, Stalin dejaba la iniciativa a los militares veteranos y les daba plena flexibilidad en sus propuestas, a diferencia de Hitler que al avanzar el tiempo se empeñó en ejercer el control total y absoluto de sus fuerzas.
Además ante la imposibilidad del Grupo de Ejércitos Norte de tomar Leningrado, se empezó a sitiarla. En 900 días de asedio, desaparecieron perros, gatos, ratas y palomas consumidos por sus desesperados habitantes. Lentamente un millón de personas murieron por el hambre, el frío y los bombardeos. Hubo muchos casos de canibalismo y mercado negro. En caso de que la ciudad fuera tomada, los rusos tenían planeado volarla, incluyendo a sus propios habitantes.
Durante este tiempo, los soviéticos aprovecharon para enviar toda su industria a la retaguardia, moviendo a miles de obreros de un lugar a otro. Aunque existieron graves problemas de organización, la operación cumplió su objetivo y pronto las industrias pesadas de Rusia estaban funcionando de nuevo en los Urales.
El 6 de septiembre por fin Hitler permitió la toma de Moscú. Sin embargo las fuerzas alemanas habían tenido un 10% de bajas hasta este momento, lo que significaba que 200.000 soldados del Reich estaban fuera de combate, y además el cruel invierno ruso ya estaba cerca. Debido a la extensión del frente, la reagrupación de los tanques del Grupo de Ejércitos Centro tardó un mes completo, restándole días a la campaña contra Moscú debido a la proximidad de diciembre. Sin embargo, el Alto Mando alemán estaba confiado, ya que según sus cálculos los soviéticos contaban con 60 divisiones, aunque en realidad pasaban de 200.
La reacción del Gobierno de la Unión Soviética
Hay pocos testimonios sobre las primeras reacciones de Stalin, pero su ausencia de las columnas de prensa durante cinco o seis días y la velada autocrítica pública que hizo en su primera aparición tras este breve eclipse ponen de manifiesto que el dictador rojo cayó en una especie de postración y que posiblemente su carrera se vio comprometida. De lo que a todas luces fue un error, Stalin supo sacar provecho y su autoridad salió reforzada. Después de una entrevista violentísima con el mariscal Semión Timoshenko el 22 de junio, en la que Stalin se plegó a las demandas de Alto Estado Mayor, el jefe del Estado se encerró de nuevo en su villa de Kúntsevo y guardó silencio. La prensa anunciaba iniciativas tomadas por los mandos militares en las que no figuraba el nombre del secretario general. El líder de los nervios de acero se mantenía en un desconcertante mutismo. Todo parecía perdido, un guardaespaldas asegura que en esa época, Stalin iba en secreto cada semana a una capilla en el Kremlin a orar para poder ganar la guerra.
Solo a primeros de julio les pareció a los ciudadanos soviéticos que la maquinaria del Estado se ponía otra vez en marcha y que el hombre que había gobernado hasta entonces volvía a dominar la situación. Se creaba un Comité de Defensa del Estado presidido por Iósif Stalin y éste, tras dos semanas de silencio, se dirigía el 3 de julio al país. "Habló con voz apagada y lentamente, con su marcado acento georgiano", ha escrito Konstantin Simónov. En un momento dado, alzó una copa con mano temblorosa y los radioescuchas pudieron oírle beber agua. El embajador Maiski ofrece una visión más contundente: "Fue una exhibición negativa. Stalin habló con voz monótona y mate, deteniéndose a menudo y respirando con dificultad... Parecía estar enfermo y en el límite de sus fuerzas". Desmintiendo en parte lo que escribía la prensa sobre las derrotas que el Ejército Rojo infligía a los alemanes, admitió Stalin que las pérdidas eran considerables y que los ejércitos del Reich se habían apoderado de Lituania, Letonia, Bielorrusia occidental y gran parte del oeste de Ucrania.
Curiosamente, la autoridad de Stalin no quedó disminuida con su imprevisión y la subsiguiente derrota de las tropas rusas. La política de Stalin estaba determinada desde el pacto de amistad y cooperación que la URSS firmó con la Alemania Nazi en agosto de 1939. Y el propósito de este pacto no era evitar la guerra, sino retardarla, ganar tiempo y permitir la consolidación de un Ejército Rojo diezmado por las purgas y fabricar el armamento necesario para el enfrentamiento inevitable.
La Batalla de Moscú y la estabilización del Frente Oriental
Civiles moscovitas preparan defensas anti-tanque |
La Operación Tifón, como se llamó a la ofensiva contra la capital soviética, usaba de nuevo la Blitzkrieg, sin embargo, en este caso las condiciones del terreno no eran las más adecuadas para este tipo de combate. Las pésimas condiciones de las carreteras soviéticas, por las tempranas lluvias de octubre, demoraban el avance de los tanques y hacían muy difíciles de cruzar los campos, incluso en caballos. A 160 kilómetros de Moscú, la lluvia paró, pero empezaron las nevadas, que comenzaron a causar bajas entre los alemanes. El OKW había esperado una victoria rápida y no había abrigado lo suficiente a sus soldados.
En Smolensko, el Ejército Centro encontró una feroz resistencia que hizo atrasar el avance a Moscú. Este retraso unido a la falta de suministros atrasó en varias semanas a los alemanes. El invierno más crudo del siglo estaba por iniciarse y también la batalla de Moscú. Los partisanos atacaban la retaguardia y las líneas de suministros alemanas, y la aviación rusa bombardeaba de noche las pistas enemigas. Una de las cosas que más llamaba la atención a los alemanes era la tremenda capacidad de resistencia del ejército soviético.
Ante los iniciales éxitos alemanes, el espía Richard Sorge avisó a Stalin de que Japón no pensaba atacar a la Unión Soviética, y éste decidió traer las divisiones que estaban en la frontera con Mongolia.11 Además, Stalin nombró a Georgi Zhúkov comandante en jefe del Ejército Rojo, a pesar de que hace poco lo había exiliado.
Contraataque soviético durante la Batalla de Moscú (1941) |
El 15 de noviembre se inició una campaña contra Moscú, intentando rodearla. El 21 de noviembre, el Cuarto Ejército Panzer llegó a 30 kilómetros de su objetivo, pero se detuvo en Khimki. Al mismo tiempo, el Segundo Ejército Panzer fracasó en su intento de tomar Tula, la única población que se interponía entre ellos y la capital soviética. Para finales de noviembre, los generales alemanes reconocieron que la resistencia moscovita y el rigor del invierno iban a hacer imposible la toma de Moscú ese año. Un contraataque soviético organizado por Zhúkov dejó mal parados a los alemanes, y por primera vez los generales de los tres grupos sugirieron una retirada.
Hitler inmediatamente los cesó del mando, pero el 8 de diciembre, uno de los peores inviernos (-20 a -50 °C) en la historia de Rusia lo convenció para que suspendiera las operaciones militares hasta 1942.
Mientras el avance se estancaba en el Norte, en el Sur se realizó un progreso imprevisto. Después de ganar la batalla de Vorónezh, el Grupo de Ejércitos Sur siguió los ríos Don y Volga hacia el Sur. Si bien el plan original indicaba que debía primero asegurarse estos ríos antes de ir hacia el Cáucaso, donde estaban los campos de petróleo, Hitler ordenó que se dividieran las fuerzas y se tomaran ambos objetivos al mismo tiempo. De esta manera, el VI Ejército alemán fue solo a Stalingrado, mientras que el IV Ejército Panzer que debía ayudarlo se atrasó un poco porque debía asegurar el cruce de las tropas al Cáucaso por el Don. Cuando el IV Ejército Panzer llegó a Stalingrado, la resistencia soviética se había endurecido demasiado.
Cañón "Dora" (800 mm de calibre, montado sobre rieles de ferrocarril), utilizado durante el asedio de Sebastopol |
En junio de 1942 Sebastopol por fin cayó en manos alemanas, además el avance alemán en el Cáucaso llegó a su punto máximo el 18 de noviembre, sin embargo, la extensión del avance con los flancos descubiertos, obligó a los Panzer a retirarse cuando fueron atacados por los soviéticos. En este punto, la artillería, los tanques (el famoso T-34) y los aviones (Shturmovik) rusos empezaron a sobrepasar en número, y luego en calidad a los carros de combate y artillería alemanes, tal cual lo había predicho Heinz Guderian en su libro Achtung Panzer. Al parecer Hitler ignoraba las cifras reales y las dimensiones bélicas enemigas, hechos que se revelaron sobre sus mapas durante la ofensiva de 1942.
En este punto la invasión alemana llegó a su máxima extensión: dentro de poco, el Ejército Rojo no solo alcanzaría las fuerzas necesarias para frenar a la Wehrmacht, sino también para enviarla de vuelta a Alemania.
© carlitosber.blogspot.com.ar, Noviembre 23 MMXIV
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