¡Se acerca del fin del mundo!
En el año 2050 todos seremos vegetarianos. En cuarenta años, la población tendrá 2.000 millones más de habitantes y los recursos hídricos escasearán. Un equipo de investigadores suecos, en la Conferencia Mundial del Agua, aseguró que para evitar el hambre habrá que dejar la carne.
Hacia el año 2050, todos seremos vegetarianos. No por elección, sino por necesidad: no habrá suficiente comida para satisfacer el hambre de la creciente población terrestre. Fruta y verdura, en lugar de bifes y jamón. Esta será la dieta de nuestros hijos y nietos si queremos nutrir el planeta entero.
La profecía proviene de ilustres científicos. Pero ellos hacen una exhortación, más que un pronóstico: ¿los seres humanos los escucharán? ¿O en el 2050 estallará la guerra de la comida, o mejor dicho del agua, sin la cual no habría prácticamente nada de comestible para llevar a la mesa?
Las reservas globales de comida disminuyen constantemente, afirma el estudio del profesor Malik Falkenmark y de sus colegas del Stockholm International Water Institute, mientras la población mundial no deja de aumentar.
Si la humanidad sigue alimentándose a los ritmos de hoy, y sobre todo siguiendo la dieta actual, hacia el año 2050 esperan catastróficas carencias alimentarias. Y por catastróficas se entiende algo mucho peor que la realidad actual: ya hoy, según cifras de la ONU, 900 millones de personas van a dormir hambrientas cada noche y 2.000 millones están desnutridas.
Pero en las próximas cuatro décadas, la Tierra pasará de 7.000 millones de humanos a 9.000 milllones, un aumento neto de 2.000 millones que hará aún más dramática la falta de alimento. ¿Qué hacer entonces?
La respuesta de los académicos de Estocolmo es drástica: el mundo debe cambiar dieta. Debemos hacernos vegetarianos, o casi.
Actualmente, obtenemos el 20% de las proteínas necesarias para nuestros requerimientos de productos derivados de animales, ya sea de carne o lácteos.
Pero hacia 2050, este porcentaje deberá descender al 5%, o quizá menos, si queremos evitar conflictos causados por la escasez de comida. El problema de origen es el agua. Ya falta en muchas regiones y es un bien más precioso que el petróleo para la supervivencia de nuestra especie. Pero en cuarenta años seguramente no bastará para producir los alimentos necesarios para 9.000 millones de personas.
La comida obtenida de animales, en efecto, consume entre cinco y diez veces más agua que la necesaria para una alimentación vegetariana. Cambiar de dieta, por lo tanto, permitiría consumir menos agua para la agricultura, y no sólo: actualmente un tercio de las tierras cultivables son destinadas al alimento para ganado.
Si comiéramos menos animales, ahorraríamos agua y tendríamos a disposición más tierra para otros usos agrícolas. El informe del Stockholm Institute se hizo público en vísperas de la Conferencia Mundial del Agua, que acaba de celebrarse en Estocolmo con la presencia de 2.500 políticos, representantes de la ONU, ONGs e investigadores de 120 países. Son muchas las propuestas que se han tratado pero quizás esta sea la más revolucionaria y simple a la vez: renunciar a la carne para tener suficientes frutas y verduras para todos.
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