Como decíamos hace un par de semanas, el "modelo" -que nunca existió- explotó y alguien tiene que hacerse cargo de blanquear con "q" la economía: hay que actualizar precios, valor de las divisas, ajustar los salarios, estimar la deuda pública real -tanto externa, como interna-, corregir la política subsidiaria de servicios, y decidir quién pagará el pato de la boda: los trabajadores o los capitalistas. El Ladriprogresismo sólo puede hacerlo si tiene el poder absoluto y convence a todos de la necesidad de aplicar medidas de estado de excepción ante la amenaza de "la derecha". Por eso entró en un proceso de radicalización progresiva. Los Nac&Pop avanzan aunque parezcan situarse al borde de lo legal; cierran filas y apretan a los "tibios"; le reprochan a una sociedad que duda -y que, ellos sienten, les debe mucho-. En definitiva, avanzan con el acelerador a fondo y los ojos cerrados, como si pretendieran pasar por encima del abismo. La suerte está echada.
El Ladriprogresismo se ató al mito fundacional de Argentina Potencia -por definición imposible de cumplir sin romper con la matriz económica extractivo-primario-exportadora y un crecimimiento exogenerado y, por lo tanto, dependiente- subestimando los nubarrones que se veían en el horizonte la apoteótica noche del 54 por ciento. El "vamos por todo", el "nunca menos", en lugar de ayudar a la imaginaria consagración del modelo -que nunca existió-, dejó a la vista la enorme distancia entre los deseos y la realidad, entre la grandilocuencia de la misión y la pobreza de los resultados. Adicionalmente, privó a La Jefa de un discurso para la crisis, herramienta usual de los gobiernos en dificultades. Pero no, cualquier indicio de debilidad y duda está erradicado de la sensibilidad Nac&Pop.
Se advierte contradicciones entre la audacia de las intenciones y la mediocridad de los ejecutores. A esto se suma la baja calidad de la administración del Gobierno. El sistema absolutamente concentrado de toma de decisiones, la prohibición de discutir o contradecir el parecer presidencial, el maltrato a los funcionarios, la imposibilidad de trabajar en equipo, la interna de los comisarios ideológicos y los funcionarios profesionales, entre otras fallas, fueron minando la capacidad de respuesta. Se llegó a una combinación fatídica: políticas más pobres ante problemas más complejos.
Apareció la mala praxis a los ojos de la opinión publica(da). La crisis económica provocó la "epidemia de transparencia", que no sólo le da vida -aunque no crédito- a la Cadena Nacional Ilegal del Desánimo, sino también a la -desprestigiada- "opo"; conformada por una serie de -falsas- opciones que, como tales, no pueden ser más que buenos columnistas de cadenas televisivas de noticias -los más capaces- cuando no, discretos panelistas o impresentables mediáticos -la mayoría de las veces-.
El apoyo popular al "modelo" -que nunca existió- y al Ladriprogresismo -el padre de la criatura- se había sostenido, ante todo, por el crecimiento del producto, la creación de empleo y un valor del salario por encima de la inflación. Es lo que dejó de ocurrir, con alternativas, a partir del verano de 2012.
Para colmo La Jefa empieza a dar las primeras señales de que perdió el fino tacto que tenía ponerse en el centro del escenario y marcarles la agenda a los demás con audaces golpes de escena. Ensimismada en sus temores de volverse un "pato rengo" y en sus caprichos, bordea la delgada línea entre un estilo auténtico, poco protocolar y espontáneo, y la provocación chabacana, de mal gusto y desencajada. Los mensajes de los últimos actos y de sus vomitadas a través de las redes sociales transmiten más sus debilidades que sus fortalezas, y desnudan la incompetencia de un equipo de comunicación que si no la asesora mal, no la protege de sí misma, de los excesos de una persona a la que -cada vez más evidentemente- se la comió su propio personaje.
Obsesionada con la guerra errónea desatada contra la Cadena Nacional Ilegal del Desánimo -que ni ella misma declaró, sino que fue Él, cuando dejó de ser el presidente, ya que hasta el último día que tuvo la banda mantuvo al Grupo, un cheque siempre al portador, feliz y contento- terminó enfrascándose en la absurda "guerra santa" contra la Justicia -consecuencia de la derrota anunciada de la anterior-. Contra la Suprema Corte que fue el motivo inicial de “orgullo”, pero que ante una praxis política de bajísima calidad institucional se convierte en un escollo.
Vaya a saber por qué, o quizás por el simple motivo que es un ser humano, decidió romper con la burocracia sindical. el peronchismo orgánico y hasta con una parte de los mini gobernadores del conurbano -aunque resta saber de qué la jugará este desprendimiento Nac&Pop después de las elecciones-, y cambiarlos por un heterogéneo grupo de aplaudidores movilizados por una militancia paga -que aporta el aparato y la estructura- e inspirados por un grupo de intelectuales orgánicos -que aporta una superestructura ideológica y autojustificadora-, y que se ofrecieron como sus soldados "revolucionarios" -veremos hasta qué punto dispuestos a lo que sea por su líder-.
De manera que La Jefa, poderosamente desesperada -y cada vez más desprestigiada-, se enfrenta con los grandes medios de comunicación y con la justicia. Cuenta con una economía inflacionaria y con las excelencias de una soja que apenas le alcanza para dilatar el deslizamiento en el precipicio cercano, al que lo conduce la falta de energía. Acompañada por un equipo piadoso, casi para cultivar el ejercicio de la compasión, y con una militancia desenfrenada que supone participar de la epopeya de una revolución -imaginaria-. Con todo ese morral que arrastra, donde La Jefa tiene que ser la protagonista excluyente de una elección legislativa donde, antes aún de ponerse en campaña, el Ledriprogresismo parece tener la inverosímil y ridícula trayectoria hacia una colisión de frente en una recta, liderando por varias vueltas a sus oponentes. La inercia los está llevando a perder solos ante una “opo” vacía de contenidos, incapaz y demasiado desprestigiada la oportunidad de la perpetuación. Y es que ganar en las próximas legislativas, pero sin lograr modificar la composición de ambas cámaras del Congreso para lograr el magic number necesario para imponer la Reforma Constitucional es lo mismo.
© carlitosber.blogspot.com.ar, Julio 6 MMXIII
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