lunes, 16 de mayo de 2016

Historia de América Latina (3)

La tragedia de la colonización
Segunda Parte: Conquista y genocidio


Asociar la conquista de América por el hombre europeo con la idea de un "genocidio" es una operación problemática. La figura legal de "genocidio" es reciente; de hecho la palabra misma, "genocidio", no existía antes de 1944. Además de un anacronismo, es difícil hablar de una política sistemática y racionalmente establecida para la destrucción del pueblo americano por motivos raciales, religiosos o de casta. Pero es innegable que el descubrimiento de América, y la expulsión de los judíos y los musulmanes, dibujaron las fronteras de España y su filación al Occidente moderno, nociones que nacieron a comienzos del siglo XVI. Apareció la obsesión por la pureza de la raza, de la sangre. Y esta doble pertenencia, la cristiandad y la raza, legitimaron la conquista de América. La catástrofe demográfica americana y la humanidad concedida a los nativos alentó la búsqueda de mano de obra esclava africana: el primitivismo de la raza negra justificaba su dominación. Esto fue el Renacimiento, el clima intelectual de la conquista americana: aunque se enfatiza el aporte de artistas, poetas y sabios, de una época que salió de las tinieblas medioevales, fue más bien un tiempo en que se rechazaron los aportes de tiempos precedentes y en que Europa arrasó el mundo que descubrió bajo nuevas fórmulas de la ley del más fuerte. Occidente se había convencido de que la barbarie le era ajena, que estaba más allá de sus fronteras. Los genocidios en América y África fueron utilitarios: había que hacer espacio o romper la resistencia de los pueblos conquistados. No se exterminaba por gusto, por placer, sino por falta de lugar y por la reticencia de los autóctonos a someterse al conquistador. Y con la complicidad ineludible de muchos hombres americanos y africanos que. por un puñado de monedas o por acomodarse al nuevo orden, colaboraron con el exterminio.



La conquista del "Nuevo Mundo": una empresa española

La acción conquistadora y colonizadora emprendida por España empezó siendo una empresa privada controlada directamente por la Corona de Castilla. Los beneficios iniciales no fueron muchos, pero las grandes perspectivas abiertas a partir de sucesivos descubrimientos obligaron a la Corona a intervenir más directamente en los asuntos indianos. El 1508, el rey Fernando el Católico reunió en Burgos a una junta de astrónomos, cosmógrafos y marinos de gran prestigio, como Américo Vespucio, Juan de la Cosa, Vicente Yáñez Pinzón y Juan Díaz de Solís. Además se crearon los cargos de piloto del reino -que desempeñaron de la Cosa, Pinzón y Solís- y de piloto mayor -para el que se designó a Vespucio-.    

La Junta proyectó también un padrón real en el que se anotarían todos los descubrimientos realizados. Al mismo tiempo, se fijó como meta la búsqueda de una ruta hacia la tierra de las especias: con ese objeto, en 1508, Pinzón y Solís realizaron infructuosas misiones.  

Luego de los primeros descubrimientos, la empresa conquistadora sufrió una transformación, pues la monarquía hispana -sobre todo en la época de Carlos I- orientó la mayor parte de sus recursos económicos y militares hacia los asuntos europeos. La conquista de las lejanas tierras americanas fue confiada a particulares que con quienes la Corona firmaba contratos especiales denominados capitulaciones

En las capitulaciones constaba con claridad los derechos y obligaciones de las partes contratantes; las sanciones derivadas del incumplimiento del contrato; el porcentaje que correspondía a la Corona (generalmente la quinta parte) sobre el total de las riquezas halladas; etc. El título máximo otorgado por el rey en las capitulaciones era el de adelantado

El adelantazgo, como institución americana, nace y muere en el siglo XVI. Las leyendas tejidas en torno de las Indias impulsaron a muchos hombres -a veces con la financiación de mercaderes- a arriesgar grandes fortunas en empresas que, además de peligrosas, solían resultar improductivas.


El conquistador español: un arquetipo de su tiempo

Con todos sus defectos y virtudes, la empresa conquistadora tuvo un personaje central: el conquistador. Típico hombre de su tiempo, buscó en la peligrosa aventura, el botín que lo enriqueciera de la noche a la mañana. Tenaz, indisciplinado, valiente y orgulloso, llegó al suelo americano con las experiencias adquiridas en su patria en la lucha contra los "moros" o en las campañas italianas. 

Experiencia bélica no le faltaba. Además, el conquistador aunó dos condiciones: fue un cristiano fervoroso, alentado en ocasiones por un verdadero espíritu de cruzada medieval, y un noble -o aspirante a serlo- que despreciaba el trabajo manual, al que consideraba propio de siervos y esclavos. 

El soldado integrante de la hueste indiana no recibía salario; pero se aseguraba su participación en los beneficios o en el botín. En general, se alistaba gente muy joven; pero luego de las primeras empresas buscaron veteranos con más experiencia, cuidando de enganchar la menor cantidad posible de chaperones, como se les llamaba a los inexpertos en las lides indianas.

El arcabuz fue el arma de fuego más generalizada, pero su efecto era más intimidatorio que efectivo. La artillería no abundaba, por lo que su utilización también tenía un mayor carácter psicológico. La superioridad del hombre blanco se fundaba en sus armas de hierro y en uso del caballo.


Las primeras fundaciones españolas: el Caribe, centro irradiante de la conquista

Vasco Núñez de Balboa tomando posesión
del Mar del Sur (Océano Pacífico).


La paulatina ocupación de los territorios americanos fue el resultado de una persistente acción conquistadora que se inició en La Española (Haití), y culminó con la formación de los centros irradiantes, desde los cuales se acometió la conquista del continente: Puerto Rico (península de La Florida y sur de EEUU), Cuba (México y península de Yucatán), y Darién (Panamá y norte de Sudamérica).

Vasco Núñez de Balboa se dispuso a confirmar las insistentes versiones indígenas que hablan de "la existencia de un gran mar al otro lado de las montañas" de Panamá. En septiembre de 1513 salió e la región de Darién al frente de 190 hombres y un millar de indígenas. Luego de 25 días de marcha, en los cuales debió atravesar zonas selváticas, luchar contra tribus hostiles y sortear una cordillera, Balboa alcanzó su objetivo: desde la cima pudo observar el océano Pacífico. Inició luego el descenso hacia las costas hasta internarse en las aguas a las que llamó Mar del Sur. A partir de entonces, se tuvo la confirmación absoluta de que "las Indias" eran efectivamente un nuevo continente. 


La conquista de México: la caída del Imperio Azteca

Hernán Cortés Monroy Pizarro Altamirano (1485-1547)
Retrato de basado en el enviado por el conquistador a Paulo Giovio, que
 sirvió de modelo a muchas de sus representaciones desde el siglo XVI.


Desde Cuba salió una expedición comandada por Hernández de Córdoba (1517) que descubrió la región del Yucatán y halló indígenas con un grado de desarrollo cultural más avanzado que los conocidos hasta entonces. Vuelto a Cuba con estas nuevas, el gobernador de la isla, Diego de Velázquez, ordenó la partida de otra expedición, esta vez al mando de Juan de Grijalba, quien comprobó la impostancia del descubrimiento al tiempo que recorrió la isa de Cozumel hasta el río Páunco (1518), retornando al punto de partida con promisorias noticias. Frente a tales perspectivas, Velázquez decidió emprender la conquista de esa región, confiando la dirección de la empresa a Hernán Cortés, un español originario de Extremadura que había participado en la conquista de Cuba. Cortés desplegó gran actividad en los preparativos de la empresa e invirtió parte de su fortuna personal. Por tal razón, Velázquez desconfió de él y resolvió remplazarlo. Enterado de esto, Cortés zarpó anticipadamente el 10 de febrero de 1519 al frente de 11 buques, 500 soldados, un centenar de marineros e indígenas, 15 caballos y 14 piezas de artillería.

Arribaron a la isla de Cozumel, sometieron a los naturales y rescataron a Jerónimo de Aguilar, náufrago de una expedición anterior, quien sirvió como intérprete. Posteriormente llegaron a Tabasco, donde los indígenas asombrados por las armas de fuego y los caballos, se sometieron con facilidad. En ese lugar, el jefe de la expedición recibió los primeros tributos; entre ellos, la hija de un cacique bautizada Marina, quien sería su compañera e intérprete.

Cortés arribó luego a San Juan de Ulúa y fundó la Villa Rica de la Veracruz. Allí estableció el Cabildo, ante el cual renunció a los títulos otorgados por Velázquez. Para legitimar su jefatura se hizo nombrar capitán general y justicia mayor, independizándose de la autoridad de isla de Cuba.   

En Veracruz, Cortés recibió a los primeros emisarios de Moctezuma -jefe de la Confederación Azteca-, quienes, al tiempo que le ofrecieron valiosos regalos, le aconsejaron no internarse en su territorio. Muchas de las tribus que los españoles encontraron en su camino eran tributarias de los poderosos aztecas se aliaron a ellos. 

Mientras tanto, Cortés tuvo que ocuparse de un motín de los españoles que se mantenían fieles a Velázquez por lo que vio obligado a ultimarlos y hundir las naves para que nadie pudiera huir. 

Después se dirigió a Tlaxcala, donde los lugareños intentaron detenerlo sin éxito. Vencidos los tlaxcaltecas, Cortés actuó hábilmente: les ofreció paz y los invitó a luchar juntos contra la opresión de Moctezuma. De manera que Tlaxcala se convirtió en la base de operaciones para el avance a la capital de los aztecas.

Expedición de Hernán Cortés desde Cuba hasta Tenochtitlán.


Technotitlán: el objetivo de Cortés

Cortés ordenó el avance de sus fuerzas a través de la meseta de Anáhuac. Llegó hasta las inmediaciones del lago Texcoco, donde se hallaba la ciudad de Technotitlán, capital del Imperio Azteca, y penetró en ella el 8 de noviembre de 1519.

Construida en el centro del lago, esta monumental ciudad despertó la admiración de los españoles. Se hallaba surcada por numerosos canales, y se llegaba al centro por tres calzadas de piedra. El lujo y esplendor de la corte también asombraron a los conquistadores. 

Moctezuma recibió a los invasores y les brindó alojamiento en un recinto público. Cortés, sin embargo, advirtió en seguida que su situación era en extremo peligrosa: rodeado por miles de indígenas. Como debía asegurar algún salvoconducto, secuestró a Moctezuma a quien convirtió en su instrumento, obligándolo a gobernar en su nombre.
Encuentro de Hernán Cortés y Moctezuma.

En estos momentos arribó a la costa mexicana una expedición enviada por Velázquez comandada por Pánfilo de Narváez con el objetivo de apresar a Cortés. Enterado de ello, éste decidió enfrentarlo; dejó una guarnición junto a Moctezuma y salió al encuentro de Narváez, quién se terminó plegando junto a sus tropas a Cortés. Enterado de una sublevación indígena en la capital del Imperio, regresó de inmediato y ordenó a Moctezuma que pacificara a su pueblo. Los aztecas, que habían perdido la confianza en su jefe, eligieron en su reemplazo a su hermano Ciutlahuac. Como respuesta a su prédica, Moctezuma recibió una violenta pedrea, por la que falleció.

Después de estos sucesos, Cortés tomó una medida extrema: la noche del 30 de junio -conocida como la noche triste- ordenó la retirada de su gente en medio del ataque de los nativos. En Otumba se enfrentaron ambas fuerzas, los españoles arrebataron el portaestandarte a sus enemigos que se desbandaron. Cortés y sus hombres, finalmente, pudieron llegar a Tlaxcala.

Paralelamente llegaba de España un barco con abastecimientos y municiones. Con ayuda de los tlaxcaltecas, Cortés reorganizó sus fuerzas y se dispuso a tomar el lago Texcoco. Con partes de los barcos hizo construir pequeñas naves para poder incursionar en sus aguas.

Mientras los españoles se reorganizaban, los aztecas eligieron a nuevo jefe: Cuauhtémoc, quien no pudo preparara la defensa de Technotitlán porque una epidemia de viruela (enfermedad traída por los europeos, desconocida para los nativos americanos y sus sistemas inmunológicos) asoló la ciudad. 

Cortés apoyado por sus embarcaciones, 900 hombres y 18 piezas de artillería atacó la ciudad. Gran parte de la población murió en el sangriento combate. Cuauhtémoc fue hecho prisionero y conducido ante Cortés. Las crónicas de la época refieren que al llegar frente al conquistador el jefe azteca dijo: "Señor Malinche: he cumplido con lo que estaba obligado en la defensa de la ciudad y de mi pueblo, y no puedo hacer más; y puesto que vengo por fuerza y preso ante tu persona y poder, haz de mí lo que quieras, toma ese puñal que llevas en el cinto y mátame con él".

Finalmente, Technotitlán cayó en poder de los españoles y varias expediciones posteriores aseguraron el dominio español sobre la ciudad. Con ello terminaba la historia de uno de los pueblos más avanzados y poderosos de la América "precolombina".

Distribuido el botín -separado el quinto real y la quinta parte que le correspondía al capitán general- algunos conquistadores no quedaron conformes con el reparto que se les adjudicó. Este descontento aumentó cuando se hizo circular la versión de que Cortés, en complicidad con Cuauhtémoc, había ocultado parte del tesoro de Technotitlán. Para evitar que esas versiones cobraran fuerza, Cortés hizo que se impusiera tormento al jefe azteca y a uno de sus lugartenientes principales. 

Tortura de Cuauhtémoc, pintura del siglo XIX.

El triunfo y las enormes riquezas obtenidas confirmaron a Cortés como jefe absoluto de la expedición. Carlos I lo nombró gobernador y capitán general de la Nueva España. El conquistador viajó luego a la península, donde el soberano le confirió nuevos títulos y cuantiosas rentas. Al regresar a México, tuvo dificultades con la Audiencia, razón por la cual se retiró a Oaxaca, donde se encargó de administrar sus inmensas haciendas. En 1540 regresó a España, donde murió en 1547. 


La conquista de América Central

Las ciudades de Panamá (fundada por Prudencio Dávila en 1519) y México (fundada por Cortés en 1521 donde estaba Technotitlán) constituyeron centros de expansión para la conquista de Centroamérica. 

Desde Panamá Gaspar de Espinosa llegó al golfo de Nicoya (Costa Rica) en 1519, Gil González Dávila a Nicaragua en 1522 y Hernández de Córdoba ocupó ese territorio y fundó algunas ciudades entre 1523 y 1524.

Partiendo desde México, Pedro de Alvarado fundó Guatemala y El Salvador, y Cristóbal de Olid fundó, por primera vez, Honduras durante 1524.   


La Conquista del Perú: el fin del Imperio Incaico

Francisco Pizarro González, (14781-1541)



Francisco Pizarro llegó al Darién en 1509. Nacido -como Cortés- en Extremadura, tuvo una niñez llena de privaciones. Luego de actuar junto a Ojeda, Balboa y Pedrarias, se estableció en Panamá donde logró amasar una reglar fortuna. Allí conoció a Diego de Almagro, dotado con el mismo afán aventurero.

En 1524 Pizarro partió desde Panamá con una primera expedición. Sin medios adecuados, y debido a la hostilidad de los nativos. la empresa terminó en un rotundo fracaso.

En 1526, Pizarro y Almagro se asociaron con fray Hernando de Luque, quien aportó el capital para intentar la difícil empresa de conquistar el hasta el entonces desconocido Imperio Incaico. En su segunda tentativa, Pizarro llegó hasta la isla de Gallo (cerca del límite entre Colombia y Ecuador), donde esperó refuerzos. algunos de sus compañeros, frente a las dificultades que presentaba la empresa, intentaron emprender el regreso.        

Cuando llegó desde Panamá un barco a recogerlos, Pizarro trazó una línea sobre la arena con su espada y dijo: "Por aquí se va a Perú a ser ricos. Por allá se va a Panamá a ser pobres. Escoja el que sea buen castellano lo que más bien estuviese". Sólo doce cruzaron la línea tras él. Esta actitud revela que sus reales intenciones eran la búsqueda de riqueza y fama.

El reducido grupo siguió su expedición en medio de las mayores privaciones. Después de recibir, nuevamente, ayuda desde Panamá pudo llegar hasta Túmbez (golfo de Guayaquil) donde halló una próspera ciudad que anticipaba la proximidad del fabuloso imperio.

Los conquistadores fueron bien recibidos por los naturales y aun pudieron obtener una apreciable cantidad de objetos de oro plata que compensó las penurias pasadas. Este éxito inicial los indujo a regresar a Panamá para ajustar los detalles de una tercera misión.

En 1528 Pizarro se dirigió a España a fin de obtener la autorización y los títulos reales para su expedición. Carlos I firmó una capitulación por la que lo autorizaba a conquistar el territorio de Nueva Castilla y le otorgó los títulos de gobernador, capitán general y adelantado. Finalmente, Pizzarro consiguió para su amigo Almagro el nombramiento de gobernador de Túmbez, Luque fue nombrado obispo de esa ciudad, en tanto que los que cruzaron la línea en la isla de Gallo recibieron el título de hidalgo.   

Inca Atahualpa
En enero de 1531, Pizarro salió de Panamá en tres naves con 180 hombres y 27 caballos. Viajaban con él sus hermanos Hernando, Gonzalo y Juan, y su hermanastro Martín de Alcántara. Almagro, en tanto, se quedó en el puerto a reclutar más hombres. Al llegar a Túmbez se enteraron de la guerra civil que envolvía a los incas, conflicto en el cual Atahalpa enfrentó y venció a su medio hermano Huáscar.    

Pizarro y sus hombres viajaron más de un mes con la intención de arribar a Cajamarca -ciudad situada entre Quito y Cuzco, donde estaba Atahualpa-. Llegaron en noviembre de 1532 a una ciudad casi desierta. Atahualpa, que estaba expectante a las afueras con un ejército 30.000 hombres accedió a entrevistarse con los españoles. Pizarro ideó una estratagema para apresarlo: al llegar Atahualpa, salió a su encuentro junto a un monje, quien le acercó una Biblia al jefe inca quien la rechazó violentamente, a esa señal las tropas españolas distribuidas estratégicamente lo tomaron prisionero.

El Inca pretendió comprar su libertad con un fabuloso rescate: ofreció llenar de metales preciosos la habitación en la que se encontraba hasta una altura que marcó con su brazo en alto. Mientras sus servidores partieron a buscar el rescate, se produjo la llegada de Almagro con refuerzos. 

Después de varios meses y a pesar de haber pagado el rescate, Atahualpa siguió prisionero. Los españoles lo acusaron de instigar la muerte de su hermano Huáscar y de patrocinar una rebelión. Además se lo acusó injustamente de practicar incesto por estar casado con su hermana y de sacrilegio por adorar a falsos dioses. Finalmente, fue condenado a morir en la hoguera acusado de hereje, pero como aceptó ser bautizado a último momento, le conmutaron la pena por la pena del garrote vil, o sea la "cristiana" muerte por estrangulación.     

Los españoles se salvaron de que el infame asesinato provocara una rebelión porque Atahualpa estaba muy desprestigiado entre sus súbditos.  Pizarro entró a Cuzco en 1533 y reconoció como Inca a Manco Capac, hermano de Huáscar. En 1535, después de acumular fabulosas riquezas, fundó la ciudad de Lima, desde la cual se iniciaría la conquista del Alto Perú y Chile

El reparto de Sudamérica y la rivalidad de los conquistadores

Las Capitulaciones de 1534
Tras los éxitos alcanzados por Pizarro, Sudamérica aparecía ante los codiciosos ojos españoles como una fabulosa tierra pletórica de riquezas: la "Leyenda del Dorado" se convertiría en el Leitmotiv de la conquista.

Cuando Hernando Pizarro, enviado por su hermano, llegó a España con la quinta parte de las riquezas arrebatadas a los Incas, Carlos I se dispuso a conceder las ampliaciones jurisdiccionales que le solicitara el conquistador del Perú.  

Por otra parte, muchos gentilhombres volcaron su interés hacia la empresa conquistadora y solicitaron al monarca nuevas concesiones para explorar el basto territorio sudamericano. Así, por cuatro cédulas reales expedidas en 1534, el rey otorgó otras tantas capitulaciones que legalizaban la conquista de Sudamérica. 

Después del resonante triunfo alcanzado sobre los incas, la rivalidad surgida entre los conquistadores interrumpió la paz. Almagro, luego de realizar un infructuoso viaje a los territorios que le habían sido adjudicados, regresó a Perú a disputarle a Pizarro el dominio de la ciudad de Cuzco, considerada por ambos parte de sus respectivas jurisdicciones. 

Durante la expedición de Almagro, los indígenas advirtieron que las fuerzas invasoras habían disminuido, por lo que estalló una rebelión encabezada por Manco Cápac. Piazarro, no sin sobresaltos, logró sofocar el alzamiento con un baño de sangre. Acto seguido se ocupó de ajustar cuentas con Almagro. Hernando Pizarro lo derrotó en la batalla de Las Salinas. En consecuencia, Almagro fue enjuiciado y decapitado. 

Esta ejecución tuvo graves consecuencias: primero Francisco Pizarro murió como consecuencia de una conspiración dirigida por Almagro El Joven, hijo de Diego, que se autoproclamó gobernador (1541); luego Cristóbal Vaca de Castro, enviado de la Corona, derrotó y ajustició a Almagro El Joven (1542); más tarde, el rey intentó establecer el Virreinato del Perú y nombró a tal efecto a Blanco Núñez de la Vela, pero Gonzalo Pizarro se sublevó, lo derrocó y asesinó (1544); finalmente, el sacerdote Pedro de la Guasca derrotó a Gonzalo Pizarro en Xaquixaguana y lo hizo decapitar (1548). La acción del pacificador La Guasca puso fin a un largo periodo de guerras civiles. En 1550 se nombró virrey a Antonio de Mendoza, marquez de Cañete. 


Consecuencias de la conquista

Entre las consecuencias a resaltar sobre la Conquista de América están:
  • Colapso demográfico de la población indígena. Las razones del mismo se encuentran en debate, distinguiéndose las corrientes que lo atribuyen a un efecto no deseado de enfermedades epidémicas traídas por los colonizadores europeos, de aquellas que sostienen que se trató de un genocidio, originado en el trato dado a los indígenas. Lo más probable, es que se halla tratado de una combinación de ambos factores. Se ha calculado que un 95% de la población total de América murió en los primeros 130 años después de la llegada de Colón. Por ejemplo, la población en México disminuyó de 25,2 millones en 1518 a 700 mil personas en 1623. 
  • Desaparición de los sistemas políticos y organizativos de los pueblos amerindios. Pérdida definitiva de su soberanía.
  • Desaparición de numerosas lenguas autóctonas y casi extinción de otras. Las lenguas indo americanas pasaron a un segundo plano y se impusieron definitivamente los idiomas europeos.
  • Destrucción de las obras culturales de los pueblos originarios (textos, obras de arte, religiones, templos, ciudades, obras artesanales, monumentos, caminos, memoria, etc.).
  • Inferiorización y desprecio por las culturas originarias.
  • Inferiorización y desconocimiento de la naturaleza humana de los pueblos originarios al ser reducidos a la categoría de "encomendados" sometidos a colonizadores europeos, en el caso de la conquista española. En el caso de otras experiencias coloniales también fueron en muchos casos desconocidos como seres humanos con los mismos derechos que los europeos.
  • La esclavitud: aunque algunos pueblos aborígenes practicaban la esclavitud, los conquistadores establecieron la misma de manera generalizada. Para ello fueron secuestradas alrededor de 15 a 60 millones de personas en África de la cuales solo unas 10 millones llegaron con vida a América para ser reducidos a la condición de esclavos.
  • Muchas culturas del Nuevo Mundo se conservaron y aumentaron la población aunque también muchas culturas indígenas desaparecieron debido en ocasiones a enfermedades que eran llevadas por los europeos y que eran desconocidas para ellos, y en otras a las conquistas europeas.
  • La Conquista de América abrió nuevas vías de comunicación y transporte, sobre todo marítimas entre Europa y América, así como entre distintos puntos de Europa y de América entre sí. Ello llevó a la creación de decenas de puertos oceánicos y fluviales en el continente americano. El trazado de esas vías estuvo influido en gran medida por razones mercantiles, relacionadas con los bienes que los colonizadores extraían en América para ser llevados a Europa, principalmente oro, plata y alimentos, así como la exportación de manufacturas desde Europa y esclavos desde África hacia América.






© carlitosber.blogspot.com.ar, Mayo 16 MMXVI
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FUENTES:
http://weblogs.clarin.com/revistaenie-nerdsallstar/2013/10/11/%C2%BFla_conquista_de_america_fue_el_primer_genocidio_de_la_historia/
http://es.wikipedia.org/wiki/Conquista_de_Am%C3%A9rica
http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Pizarro
http://es.wikipedia.org/wiki/Hern%C3%A1n_Cort%C3%A9s
LLADÓ, J., GRIECO Y BAVIO, A., LUGONES-SESSARIEGO, A., y ROSSI P. Historia Segundo curso. La Edad Moderna. El surgimiento de la Edad Contemporánea. La Argentina hasta 1831. AZ Editora. Buenos Aires. 1992. pp. 136-148.

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