Todos juegan a la devaluación
La burguesía vernácula, el Ladriprogresismo, la "opo", los gurúes televisivos que dicen saber de economía; por distintos motivos y con distintas finalidades piensan en verde, y no porque piensen tomarse una birra de la famosa marca holandesa. Para unos es la posibilidad de recuperar parte de su renta extraordinaria basada en la competitividad externa del tipo de cambio porque viven del comercio primario exportador. Para otros una última oportunidad de revivir al elefante moribundo que era la base de su supuesto "modelo" que, como bien nos dijo alguien hace unos semanas, nos hace pensar más que en una "década ganada", en una "década desperdiciada". Pero como no se animan a dar "malas noticias" prefieren hacerlo a escondidas y de a poquito, como lo vienen haciendo; en el peor de los casos, si se desboca, le echarán la culpa a los demás, porque tampoco jamás se hacen cargo de nada. Para sus contrarios (que no sabe nada de economía al igual que nos Nac&Pop, y que si hubieran estado en el gobierno los últimos diez años habrían hecho exactamente lo mismo, o algo peor, porque pertenecen y representan a la misma clase social) es la oportunidad de que una profunda crisis económica sea el revulsivo que provoque un cambio en las preferencias electorales. Y los últimos, los últimos Chicago (Old) Boys, todavía buscan una revancha, a pesar de que están totalmente desprestigiados, siguen esperando que el "péndulo ideológico" argentino se accione una vez más, y se el turno de ellos de volver a dar cátedra.
La rúcula en el mercado ilegal -que por culpa del cepo que puso el Gobierno Nac&Pop, se ha convertido en el único donde se consigue la divisa para aquel que no esté acomodado- se acerca inexorablemente a otra barrera psicológica: la de los diez pesos. Ya no sirven argumentos ridículos, como el que de que se trata de un "mercado periférico y muy pequeño"; porque, como hemos ido comprobando a medida que se agravaban, las restricciones le quitaron la marginalidad y fueron agrandando ese mercado.
Lo más grave es que mientras el Gobierno Nac&Pop pretenda ignorar la situación y se niegue a reaccionar ante el problema, esto va a continuar porque la rúcula está reflejando los desequilibrios y errores que los Ladriprogresistas cometen en otras áreas de la economía. Entonces acá están sobrando pesos porque el problema del que no se están dando cuenta el Gobierno Nac&Pop y sus técnicos es que acá hay un problema no sólo de oferta, sino que la demanda es muy grande. Se empecinan en decir que no existe, que son 10 millones de dólares, etc. Lo que es falso, se calculan que el mercado paralelo al día de hoy mueve no menos de 50 millones. Pero la demanda duplica esa oferta, por eso el precio sube. Porque hay una sobredemanda porque la gente no quiere quedarse con los pesos.
Porque el pecado original de este sistema es que el Gobierno argentino emitir una moneda a la que nadie le cree; que, con una inflación que promedia el 20% anual desde 2007, pierde valor día a día. Por lo que la gente huye a la única referencia, que es la divisa. Lo mismo pasa en el mundo de los negocios; un empresario, por ejemplo, al que le dicen usted va a ganar un millón de pesos, y tiene que medirlo en base a su inversión, sus costos e ingresos: ¿qué referencia le pueden dar ese millón de pesos? No sabemos qué significan. Si usted les dice que son 200 mil dólares o 100 mil, el empresario podrá estimar si es viable ese negocio, si hay que invertir más o menos, etc.
En el fondo de todo esto, el Gobierno plantea que si voy a un modelo económico que fomenta el consumo a través del empleo público, a través de los empleados del sector privado y los jubilados inyectando dinero a través de eso y, aunque sea artificialmente, sostengo ese consumo. Ahora inventaron algo que no existe en ninguna economía del mundo capitalista, la economía es, en esencia administrar bienes escasos; en la Argentina de hoy no hay bienes escasos. Si es escaso, lo genero con emisión monetaria. Entonces se cubre con eso generando inflación, desequilibrios entre sectores, un mercado de precios relativos totalmente desajustado; por lo que el tipo de cambio empieza a atrasarse cuando la gente empieza a buscar en la divisa una referencia de valor real. No se trata de que sean más o menos nacionalistas; pero, ¿qué harían si hoy alguien les regalara 30 lucas; con ese montón de guita no podes comprarte ni en sueños una casa, ni un coche siquiera; si la ponés en un Banco la tasa de interés de cualquier plazo fijo no supera la inflación; ¿vas a invertirla en algún negocio con esta inflación y ante la falta de inversiones de quienes manejan cantidades de dinero grandes de verdad?
El "cepo cambiario", por tanto, fue desde su implementación, una estrategia condenada al fracaso. La gente no busca el dólar simplemente por razones culturales como no se cansa de decir La Jefa por Cadena Nacional, que además de perogrullada, es una excesiva simplificación. Como dijimos hace casi un año, no se trata de una "lucha cultural".
La gente está con temor. Ese es el tema medular del asunto. El Gobierno dice "yo puedo administrar esto, aunque sea artificialmente, generando dinero y el resto de la economía no me interesa: niego la inflación; prometo autofinanciarme con el ahorro de los argentinos mientras invierto a pérdida en Aerolíneas, los ferrocarriles y los subsidios a los servicios públicos, y pago la deuda externa en chash con esos ahorros, endeudándose con los futuros jubilados apropiándose de los recursos del Anses y con el pueblo al utilizar los fondos del Banco Central, devaluando el peso que el hombre común tiene en el bolsillo, y que lo necesita para viajar, para comprar comida y vestirse, y ve que cada día tiene más plata pero que vale menos; o sea, en definitiva el que paga los platos rotos es el más débil.
Aparecen temores en la clase media sobre la intangibilidad de los ahorros en un país con memoria de planes Bonex y corralitos. Lo que es un círculo vicioso alrededor de la divisa. Y más ante un Gobierno que sale a decir sandeces como que "la emisión monetaria no provoca inflación", o "que la inflación afecta a los sectores más acomodados y menos a los pobres", o "que la época de vacaciones produce una subida estacional de la demanda divisas", etc...
Hay una sobredemanda: el que vende, vende de a 500 dólares y el que demanda compra de a 1.000, o más. El mercado puede seguir creciendo, hoy hay 100 mil millones de pesos que son excdente y que andan dando vueltas, buscando una alternativa de inversión; que no es el peso.
Qué se puede hacer es complejo. Porque, muchas veces, la alternativa de una boludez, puede ser una boludez aún peor. Lo innegable es que hay una verdadera oportunidad para salir de este atolladero sin devaluación. Por ejemplo, desde una visión estrictamente liberal, la soja está en casi 600 dólares la tonelada, hay barata de dólares en el mundo por la crisis en los países centrales buscando inversiones en los mercados emergentes, la tasa de referencia internacional es la más baja de la historia, y la aprovechan países con gobierno claramente no neoliberales como Uruguay, Bolivia, Ecuador y Brasil. Argentina podría tener el doble de reservas, como hicieron casi todos los países de la región.
Desde una visión alternativa podría el Estado hacerse cargo de los ámbitos privilegiados de acumulación; como son la megaminería (jamás un gobierno que apoya este Potosí del siglo XXI podrá decirse que es nacionalista, popular ni antiimperialista), la extracción de petróleo (no basta con ser accionista mayoritario de una empresa privada para poder hacer caja con su parte de las ganancias, el subsuselo y sus riquezas deben ser nacionalizados ya), la agro-industria sojera (poner retenciones desincentivando cualquier otro tipo de producción, no es otra cosa que avanzar en el monocultivo poniéndolo en manos de los grandes pools de las multinacionales exportadoras y los laboratorios de transgénicos y pesticidas), y algunas industrias sobreprotegidas (como las ensambladoras de equipos electrónicos chinos que le pegan el "Hecho en Argentina", o los talleres semi-clandestinos de confección que trabajan en negro, explotan a destajo a amas de casa o a semi-esclavos extranjeros). Por otro lado debemos ya mismo denunciar la inmoral deuda externa, salir del FMI (no aumentar el depósito, para tener más injerencia como hicieron los Ladriprogresistas la semana pasada) y proponer a los otros países latinoamericanos armar un movimiento conjunto. Además deberíamos proponer y apoyar los proyectos para crear una banca de inversión y fomento latinoamericana (además de crear una en el país que de préstamos a los pequeñas y medianas industrias, prestámos hipotecarios a la gente, y al mismo tiempo de buena tasas a los ahorristas monoritarios). Lo más difícil, sin dudas, será sincerar la economía, aunque sea una medida impopular en el corto plazo, para reequilibrar los mercados y que no sigan pagando los costos los sectores más vulnerables de la sociedad (y sólo ofrecerles asistencialismo paternalista, como hacen los Nac&Pop).
Pero como decíamos al principio todos en Argentina juegan al corto plazo y a la ganancia rápida a cualquier costo. A escondidas o sin ponerse colorados todos juegan a la devaluación. Desde una teoría liberal como desde una alternativa más desarrollista, demostramos que, además de injusta e inmoral, una devaluación es absolutamente innecesaria. No es más que un robo al país y a los pobres, para el que debemos prepararnos una vez más. Una devaluación que, inexorablemente es una realidad, por más evitable que sea.
© carlitosber.blogspot.com.ar, Mayo 4 MMXIII
Permitida su copia, plagio o reproducción sin citar la fuente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario