CRÍTICA AL SISTEMA Y LA SITUACIÓN SOCIAL A FINES DE LOS 90
Izquierda: Actitud María Marta. Centro: She-Devils. Derecha: Fun People |
En 1989 Carlos Menem asumió la presidencia. Luego de algunos titubeos, adoptó una política de libre mercado que redujo la carga del gobierno al privatizar, desregular, reducir tasas de impuestos, y reformar el estado. El eje de la política de Menem fue la Ley de Convertibilidad, efectiva el 1º de abril de 1991, que puso fin a la hiperinflación estableciendo una convertibilidad (tipo de cambio fijo) entre el peso y el dólar estadounidense, y respaldando el dinero emitido por el banco central mayoritariamente con dólares. Las reformas argentinas fueron más rápidas y profundas que en ningún país de la época fuera del ex-bloque comunista. El PBI real creció más de un 10 por ciento anual en 1991 y 1992, pasando luego a una tasa más normal, algo inferior al 6 por ciento en 1993 y 1994. La tendencia se cortó en 1995 como efecto secundario de la crisis Mejicana, pero repuntó en los dos años siguientes. El rasgo más negativo del período fue el incremento de la tasa de desempleo; consecuencia de la profundización del proceso de desindustrialización selectiva con primacía del sector de los servicios financieros -impuesta desde la última Dictadura Militar por Martínez de Hoz-, y de la revolución informática y la robotización. Desde su óptica neoliberal, el Gobierno de Menem pretendía mediante sucesivas flexibilizaciones laborales, que aún siguen en vigencia, reactivar la generación de empleo sin éxito alguno. Por lo cual, algunos desempleados comenzaron a trabajar en la extensa economía informal, más flexible pero más precaria.