domingo, 3 de junio de 2012

Ya no mienten ni ocultan, niegan la realidad

Los Nac & Pop tienen un extraño mecanismo de autodefensa cuando las críticas logran acorralarlos: negar directamente los hechos y relacionarlos con operaciones para desestabilizar al gobierno, tramadas por oscuros poderes destituyentes.

Esta técnica acaba con los debates. No tiene sentido discutir sobre algo que no existe. Y quienes sostienen esas críticas son esbirros de esos oscuros poderes o son están engañados y/o manipulados por ellos.

Tienen además un aparato de reproducción de su relato, en el que sus voceros mediáticos repiten como un mantra cada negación.


No niego que haya, hay y habrá operaciones contra el Gobierno Nacional, o contra cuanto gobierno hubo, hay y habrá. La política y la lucha por el poder y los intereses corporativos y sociales tiene mucho de malas artes.

No es casual que, desde que los Nac & Pop están en el Poder, su lucha principal haya sido contra los medios, a los que convirtieron en actores político-corporativos centrales en la construcción de el sentido común y la conducción moral del bloque histórico.

Para sintetizarlo utilizan el concepto de "relato". Un concepto donde reducen el debate político a una lucha entre la verdad y la mentira, como entidades dicotómicas en un conflicto donde el "otro" es construido como el "anti-yo". No es sólo un "mentiroso", sino que tiene "malas intenciones", es un "enemigo" (o un peón "funcional", en el mejor de los casos involuntario por ignorancia o confusión, de ese enemigo).

El "otro" es visto como el contrario absoluto que miente (o vive en la mentira) y busca (voluntaria o involuntariamente) destruir todo los bueno, lo verdadero, el único relato válido. En esta alteridad de absolutos, no hay distinciones válidas ni grados, es "es" o "no se es".

En esta lógica se termina discutiendo "relatos" que son la realidad en sí misma. Por eso dudar (para el militante), más que "pisar fuera del plato", es es quedar "fuera de todo" (o por aún, en el bando enemigo).

El jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, en su primer informe ante el Congreso, el miércoles 30 de mayo pasado, dijo que "no se encomendó a la firma CVS (la ex Ciccone) ni la impresión de billetes ni la acuñación de monedas". Simple y concreto.

“La responsabilidad de la fabricación de los billetes es de la Casa de la Moneda”, y agregó: “pero no quiero perder el tiempo y ocupar un espacio tan importante como este para responder operaciones del Grupo Clarín que se caen por sí mismas.”

O sea, no sólo afirma que el contrato con la ex Ciccone no existe, sino que es una operación.

Pero. El contrato sí existe:

*


Hasta ahora, los funcionarios de los gobiernos anteriores, discutían lo que hacían o esquivaban el debate. Pero no decían que lo que estaban haciendo no había ocurrido. Los menemistas decían que privatizaban y no que las privatizaciones no existían.

Lo mínimo es pedir la renuncia al jefe de Gabinete, y que los medios kirchneristas hagan una rectificación. Pero no la habrá nunca. Pero al menos, en esta cuestión, se va a poder debatir, porque el contrato es real, no es ninguna operación. Podemos creer que Abal Medina y los comunicadores oficialistas no sabían la verdad (lo que deberían mínimamente reconocer y disculparse por dar información trucha).



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* Fuente del facsímil: Diario La Nación, "El Estado le pagará a Ciccone $ 160 millones por los billetes", por Hugo Alconada Mon, 03/06/2012. http://www.lanacion.com.ar/1478805-el-estado-le-pagara-a-ciccone-160-millones-por-los-billetes

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