sábado, 21 de febrero de 2015

Opinión: Evidencias de la decadencia

Decidieron dinamitar todo antes de irse

En la poética de su relato, el Ladricorporativismo tropieza con una inflación de significantes, donde “terrorismo mediático”, “golpe blando” y “partido judicial” desgastan su significado. Se desnuda un relato que se vacía de sustancia y tiene que apelar al sensacionalismo para lograr acaparar un mínimo de atención. Pero el problema no es semántico sino político, porque cuando se está en el ciclo final sólo se puede seguir descendiendo: “Néstor hace pis”, interpretó autodestructivamente un ladricorporativista la lluvia. Que el Ladricorporativismo apele al lenguaje castrense –juntamente con comparar al “partido militar” con el “partido judicial”, o a la acción opositora de algunos medios ex aliados de "terrorismo"–, es una parábola perfecta de cómo las decadencias homogeneizan y el opuesto termina siendo fuente del opuesto.



La reacción presidencial no sólo advierte sobre el decurso febril y furioso de los próximos diez meses, sino también sobre la magnitud de la herencia que recibirá el próximo presidente. La Jefa no se detiene en las consecuencias de lo que hace y dice: dinamitó, en efecto, su relación con el Poder Judicial y con un enorme sector social, que pertenece a los decisivos estratos medios de la sociedad. Lo que sigue de aquí en adelante no puede ser otra cosa que una nueva escalada de su radicalización extrema.

No adscribimos al impulso demagógico de canonizar al finado Alberto Nisman ni al elogio desmedido a los fiscales que organizaron la marcha en su memoria junto a un sindicalista impresentable que antes de ayer era oficialista -hasta que el Gobierno Nac&Pop decidió echar al inefable Camionero Huguito por groncho y piantavotos-. Todos ellos se hacían bien los boludos mientras fueron cercanos al oficialismo. Repudiamos también el oportunismo mediático de algunos integrantes de la oposición, así como las exageraciones de las corporaciones mediáticas opositoras que terminan siendo funcionales a la victimización del Gobierno y de La Jefa. Pero llamarlos terroristas mediáticos es otro síntoma de la confusión que reina en el mundo K, como ahora llamar “partido judicial” y antes “partido del campo” a quienes defienden sólo intereses corporativos, ante un gobierno igualmente corporativista.

Sin dudas "Todo Negativo", como el programa del dinosaurio Berni en los 90, es una herramienta de acción política y, en su conjunto, los medios de la Corpo del Mal (porque es opositora) tienen una posición tan determinada como aquella del noventoso Berni, que con su prédica fue funcional al rumbo de la economía menemista. Pero resultaría ingenuo creer que se privatizaron las empresas públicas por el terrorismo mediático de Berni cuando también por entonces se privatizaron empresas públicas (aunque de mejor forma) en Brasil, México, España, gran parte de Latinoamérica y muchos otros  países. Como también resulta simplificador achacar el progresivo divorcio entre la inmensa mayoría de la clase media y la Presidenta a la prédica de la Corpo del Mal (porque es opositora) cuando al mismo tiempo el PT está contra las cuerdas por los escándalos de corrupción en el Congreso de Brasil y en Venezuela, el heredero del comandante, está cada vez más cerca del abismo o del autogolpe. El fin del ciclo de la ola populista no es producido por la Corpo del Mal (porque es opositora), aunque pueda ser su mayor festejante y beneficiario. Sólo que, para muchos progres de cartulina, es una simplificación, que aunque obtusa y ruprestre, es movilizadora y autojustificativa.

Cuando hasta uno de los poderes más dogmáticos y retrógrados como es el Vaticano intentan aggiornarse abandonando el concepto de infabilidad del Papa, el Ladriprogresismo se encierra en sus verdades y se radicaliza. Se siente amenazado por una conspiración casi universal, pero -lo más peligroso- a este patético discurse se une a la sensación de que son traicionados por más y más corporaciones.

Como en el 2008, con la crisis autoproducida con el Campo -por elaborar mal la progresión de un impuesto y emperrarse en sacarla igual en vez de corregirla-, cuando la Corpo del Mal (porque es opositora) decidió jugarse contra la lógica -ir contra un Gobierno popular y mayoritario- luego de 5 años de una relación carnal escandalosa, el Ladriprogresismo se siente traicionado por la Familia Judicial porque decidió abandonar el barco y salvar la institución de la inevitable decadencia y caída del Gobierno Nac&Pop.

Como decíamos a fines de 2012, el Poder Judicial no es trigo limpio. Son bogas encadenados a sus estrados y fueros que se destacan por ser infelxibles y duros con los débiles, y genuflexos y blandos ante los poderosos. Pasó con todos los gobiernos anteriores: ante las evidencias de decadencias se comportan corporativamente para ponerse a salvo, desenpolvan las causas cajoneadas e impulsan las que van llegando.

Para un gobierno faccioso y verticalista como el Ladriprogresismo no hay lugar para los débiles -a los blandos Dios los escupe- y la oposición es guerra a muerte y sin cuartel. Por eso no le temen a quebrar la relación con uno de los Poderes institucionales del Estado y dinamitar cualquier posibilidad de negociación o acuerdo. El Gobierno Nac&Pop ha puesto fuera de la ley al Poder Judicial entero al declararlo terrorista y ordenó su linchamiento -por ahora sólo- mediático. Pero es probable, también, que el Gobierno Nac&Pop atraviese diez meses convertidos en un infierno. La Justicia podría sorprenderlo cada quince días o un mes con otra decisión adversa y dura. Es la vieja estrategia de los jueces cuando rompen relaciones. Mucho más cuando saben que están en medio de una guerra sin medida, sin límites y sin códigos.




© carlitosber.blogspot.com.ar, Febrero 21 MMXV
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