Los aumentos y el juego perverso del Gobierno, la Opo y los capitalistas
Aumentaron el boleto, los peajes, los combustibles, los pasajes aéreos de cabotaje, llevando en menos de una semana preanuncian que este año el índice de inflación va a pegar un salto importante, porque los precios arrancan con un piso muy importante. Se suma el nuevo “acuerdo” de precios con los supermercadistas que blanqueó todos los aumentos de precios que hubo hasta ahora -que el Indec intervenido desde 2007 se ocupó de ocultar- porque la lista se hizo sobre la base de los nuevos precios. O sea, todo lo que estuvieron aumentando los grupos concentrados en estos últimos meses -que en el rubro alimentación supera el 15% en tres meses-.
El acuerdo de precios no es de “congelamiento”, como los del año pasado, sino de “administración de precios flexibles” porque, mientras dure el acuerdo, el Gobierno Nac&Pop va a autorizar los aumentos si las empresas logran “justificarlos” de acuerdo a los costos de producción. Si aumentan los combustibles y los peajes, las empresas van a poder justificarse ya el mes que viene. Si aumentan los salarios, como de seguro predirán los trabajadores por los aumentos de los pasajes de transportes públicos, nuevamente el Gobierno deberá autorizar a los empresarios a volver a remarcar. El Banco Central está devaluando el paso al ritmo del 5% mensual, esto significa que todos los insumos importados también están más caros, y será necesarios ajustar los precios todos los meses.
Si ya tenemos un aumento del 5% con los aumentos del boleto, los combustibles y los peajes; arrancamos con una inflación ascendente y que se proyecta claramente a superar la del año pasado, que terminó en torno del 30 %, a menos que le creamos a los Ladricorporativistas, que dicen que es de poco más del 10 %.
El transporte tiene un impacto muy fuerte en la gente que trabaja, que es la gente que justamente se moviliza. La persona inactiva; desocupados, jubilados, amas de casa, chicos; quizás hacen movimientos, pero, por lo general, no deben trasladarse a diario. Hay estudios que muestran que la gente que vive en el Conurbano viaja de 1 hora y media a 3 horas porque trabaja en la Capital Federal. El Gran Buenos Aires es una especie de dormitorio de la fuerza laboral de la Ciudad. Desplazarse insume dos o tres transportes de ida, cuanto menos, y dos o tres transportes de vuelta. Por eso el aumento del boleto tiene un fortísimo impacto sobre el salario de los trabajadores. Son aumentos de alrededor de 1 peso por pasaje, pero si tenemos en cuenta que el trabajador promedio saca cuanto menos seis boletos, significa un aumento de, como mínimo, 6 pesos diarios. Multiplicado esto por los 22 días hábiles hablamos de un incremento entre 150 y 200 pesos al mes. Y en un salario de 4 o 5 mil pesos por mes, hablamos de un peso del 3 o 4 % sobre los ingresos.
La apuesta del Gobierno Nac&Pop y de los grupos concentrados es aumentar los precios lo más que puedan y tratar de que la variable de ajuste sean los salarios de los trabajadores. Los capitalistas remarcan los precios -en complicidad con un Gobierno cómplice que los tapa mintiendo infamemente sobre el índice de inflación desde hace seis años- alrededor del 30 % anual, les van a decir a los trabajadores que no pueden darles más del 18 %. Dependerá de la pulseada que se de en las paritarias, de cuán vendidas estén las burocracias sindicales -oficialistas y opositoras-.
El Gobierno está negociando con las centrales gremiales una nueva reglamentación de la ley sindical porque hay un fallo de la Corte Suprema que dice que los delegados de sindicatos meramente inscriptos tienen la protección para proteger a sus compañeros en sus lugares de trabajo, y los dirigentes sindicales burocráticos quieren seguir manteniendo el monopolio absoluto y que se de personería gremial a un solo sindicato por rama. El Ministerio de Trabajo ahora les promete una reglamentación así a las burocracias a cambio de moderar la puja salariar en las paritarias.
El Gobierno está negociando con las centrales gremiales una nueva reglamentación de la ley sindical porque hay un fallo de la Corte Suprema que dice que los delegados de sindicatos meramente inscriptos tienen la protección para proteger a sus compañeros en sus lugares de trabajo, y los dirigentes sindicales burocráticos quieren seguir manteniendo el monopolio absoluto y que se de personería gremial a un solo sindicato por rama. El Ministerio de Trabajo ahora les promete una reglamentación así a las burocracias a cambio de moderar la puja salariar en las paritarias.
El problema es que -y tanto el Gobierno Nac&Pop como las burocracias sindicales son conscientes de ello- es que las bases no aguantan más manoseo. Ya empezaron algunas paritarias, como la de los Aceiteros están pidiendo 30% y un básico acorde a la canasta familiar -que la valúan en $ 9.000, según un estudio de la Universidad de Rosario-. No olvidemos que el 2013 arrancó con paritarias del 24 % en cuotas, y en el segundo semestre se terminaron firmando alrededor del 27 %. Hoy el piso, si nos equivocamos y los salarios de los trabajadores no es la variante que pague el ajuste, tiene que ser del 30%.
La inflación y la devaluación se aceleraron en los últimos tres meses. Lo que más aumentó fue el precio de los alimentos, que es lo que más afecta a los trabajadores y los jubilados; y, ahora, los transportes dándole un nuevo golpe al bolsillo de los asalariados. No hay perspectiva de que esto afloje. El actual Gobierno tiene un capital político totalmente desgastado y devaluado, y la oposición quiere que pague el costo político de un ajuste, que el Ladricorporativismo buscó por todos los medios posibles posponer.
Acá hay un juego perverso, la oposición quiere que la parte más salvaje del ajuste la haga el Gobierno ladricorporativista y que pague el costo político -como dicen los yankis, “el que lo rompe, lo compra”-. El Gobierno Nac&Pop quiere demorar todo lo posible lo peor del ajuste para dejarle la bomba de tiempo social y conómica al próximo -pasarle, como dicen los españoles, “la papa caliente”-. Y los trabajadores, jubilados y clases populares, son apenas la variable a ajuste del ajuste de un ciclo económico de dependencia y atraso que nuevamente se agota. Con el peligro de que, por las mezquindades políticas, la situación se agrave más y el ajuste se torne aún más salvaje, como pasó en 1989 o en 2001.
© carlitosber.blogspot.com.ar, Enero 11 MMXIV
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